Capítulo 6

154 16 147
                                    


-Ugh...

La mirada de la chica se enfocó sobre el escritorio.

Su cabeza dolía, tenía un embotellamiento de campeonato. Toda la noche se la había pasado estudiando a dientes apretados una solución para recuperar la normalidad del androide, intentando repetir la fórmula ganadora que hizo a 3li funcionar, pero sin descartar la IA anterior, y entre frustraciones, maldiciones y el sobreesfuerzo nocturno al final se quedó dormida.

Aquello no fue por tal de ayudar a Naib, la intención fue más bien la de ahorrarse un largo y tortuoso curso de aprendizaje del que el nepalí había sido el profesor hasta ahora. Y qué profesor aprovechándose de su mejor y único alumno.

Solo de pensar en ello su expresión se apretaba. Esa fue la razón por la que estaba tan dispuesto a quedarse con el androide, y ella, sin considerar la posibilidad de que su amigo le echara el ojo a un trozo de metal, permitió que forzara su capacidad a un ritmo de vértigo y provocara el sobrecalentamiento que con toda probabilidad arruinaría su trabajo.

De todos modos no tenía tiempo para pensar en eso, no cuando estaba en una posición crítica. Ya tomaría cartas en el asunto cuando fuera el momento, pero por ahora con centrarse en que su proyecto de años no muriera iba que chuta.

Aunque a decir verdad era un poco difícil hacerlo cuando el robot le miraba de aquella forma, callado. No habló desde que se separó de Naib.

Además se dejó hacer mientras estacionaba los cables a lo largo de su cuerpo y abría las zonas calientes para airearlas. No se resistió en ningún momento, parecía demasiado derrotado, destruido... y no solo en el sentido literal.

Ella quiso achacar a que sus capacidades habían disminuido considerablemente a causa del calor, pero su expresión de circunstancias decía otra cosa. Llegó un punto en el que le puso nerviosa y simplemente les separó corriendo la cortina entre los dos. A diferencia de Naib, ella era capaz de ver a 371 como lo que era, un aparato más, un intento de novedad que aún estaba a tiempo de resultar en desastre si dejaba llevarse por los sentimentalismos.

Alguien tenía que decirlo; ella se lamentaba por no haberlo dejado lo suficientemente claro en su momento.

Despegó molesta los materiales de su cara mientras se incorporaba encima de la mesa. Luego los miró recordando lo último que hizo antes de desmayarse: un nuevo chip recipiente para la nueva IA de 371.

Su contenido aún estaba pendiente, pero de ello se encargaría cierto castaño experto en ese campo. Cuando fuera a dejárselo le diría que aplicara ciertos cambios, y quizá de esa forma evitar la posibilidad de que todo esto se repitiera, incluso aunque conllevase simplificar su mente a un nivel inferior.

Suspiró aún sin creer que las cosas se hubieran tornado de esa forma y miró hacia las cortinas blancas.

Había dejado a 371 enfriándose toda la noche con el objetivo de poder ser capaz de extraer el contenido maltratado sin provocar más daños en el sistema. Cuanto antes mejor, porque eso ahí no podía hacer más que causar problemas.

Sin prórrogas ni para quitarse las legañas del lacrimal, tomó la caja de herramientas con pinzas y alicates para intervenir. Le haría el favor de desconectarlo si es que aún estaba funcionando y luego lo descartaría todo. O quizá lo reciclaría en algo más, (si es que podía salvarse algo, claro).

Se levantó agotada del asiento y caminó hacia el telar blanco que los separaba, carente de la felicidad que normalmente la acompañaba. Con la suficiente tranquilidad mañanera agarró el filo de las sábanas para empujarlas hacia la izquierda, dejando ver donde debería estar el androide que había dejado el día anterior sentado encima de la mesa.

3li - NaibEli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora