Nishinoya vuelve a Japón, y sus ganas por volver a jugar en una cancha de Volley seguían intactas.
Entraría en uno de los mejores equipos de la primera division de todo Japón.
Los Black Jackals.
Claro que no se esperaba para nada que su kōhai de a...
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Sólamente debías ser él, en ese momento, para comprender lo que se sentía que te estén recriminando tus decisiones en silencio. Ese era el caso de cierto liberó, recién convertido en uno de los titulares de los Black Jackals.
— Claro que no me parece bien lo que estas haciendo Nishinoya —le dijo Sugawara mientras lavaba los platos.
La casa de la pareja de los mayores del grupo de amigos, era una de las más acogedoras y hogareñas que podías presenciar. A Sugawara no le importaba tener que cocinar para más persona, al contrario, eran esas pequeñas cosas las que llenaban su vida, además de su novio.
Pero lo que si le enojaba, era saber que algo escondía el chico de mechón desteñido. Ya le parecía extraño no ver a Atsumu desde hace dos semanas, cuando claramente este no podía vivir sin estar al lado de Hinata.
Si, quizás era el único que sabía que ocurría algo entre esos dos, porqué los demás no parecían saber sumar dos más dos.
Pero, el peligris lo pensó dos veces antes de seguir la conversación con Noya.
— Lo siento Sugawara-san, pero no pienso dejar que alguién le haga daño a Shoyo —comentó estoico en su lugar el chico, dejando sorprendido al mayor.
— Pero debes comprender que no somos sus únicos amigos Noya, ellos... —puso antes de seguir — se llevan demasiado bien, y por lo qué veo estas interfiriendo mucho.
Suga lo pensó, porqué si nadie más comprendía que Atsumu y Hinata eran novios, era porqué así lo querían ellos.
Como no lo sabía con exactitud, no podía decir palabras que podían ser totalmente incoherencias.
— No lo comprendes —objetó una vez más el más bajo.
Para ese instante, Suga ya se había secado las manos, luego de haber hecho la limpieza. Por lo que no pudo ser capaz de observar, como los ojos de Nishinoya no demostraban su usual brillo.
— Lo que no comprendo es porqué no quieres que ellos dos se lleven bien, son compañeros de equipo, ¿no? si tuviesen una amistad como la que tuvimos todos nosotros como equipó, serían recuerdos muy importantes para Hinata —Suga hablaba con su voz tranquila, mientras cargaba en sus dos manos un par de tazas de café y se giraba a sus espaldas.
Pero Nishinoya ya no estaba ahí.
— Nishinoya ¿? —exclamó preocupado, dejando las tazas en la mesa. Salió hacia la Sala, encontrando a su novio cabeceando en el sillón, pero nadie más.
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Hinata se había retirado después de comer con sus mayores, sin duda la comida casera del peligris era deliciosa.
Lo extraño fue que sólamente fueran cuatro en la cena, pero prefirió no indagar demasiado cuándo Daichii le dijo que les llamaron a Noya y a el porqué sabían que terminaban su entrenamiento tarde y que no estaría mal que pasarán a comer algo.
En ello, un escalofrío recorrió su cuerpo, puesto que aún era invierno y no estaba demasiado abrigado. El cálido hogar de los mayores, te hacia olvidar del frío que hacia afuera.
Froto sus manos, en busca de algo de calor, por lo que cuando sonó su celular en el bolso de entrenamiento, se apresuró a sacarlo lo antes posible, podía ser su Tsumu.
— ¿Bebe? —la voz que resonó en las desoladas calles, hizo que los expresivos ojos del más bajo, se abrieran con entusiasmo.
Cuanto lo extrañaba, quería estar con el en ese mismo instante.
— ¡Tsumu! —lloriqueo como un bebé.
— Shoyo-kun~ —canturreo al escuchar a su novio, la felicidad inundó su corazón, que parecía haber estado en automático esos dias.
No era lo mismo sin su chico.
— Tsumu, perdóname por estar tan ausente, soy una persona horrible —se le quebrajeo la voz al pelinaranja.
Pensar que Atsumu podría haberse sentido mal por dejarlo de lado, le rompía el corazón.
— Se que estas ocupado amor, no te preocupes demasiado —la expresión triste del más alto, no podía verla más nadie que el pequeño gato siamés que le observaba desde la ventana de su habitación.
— No, soy un pésimo novio, te lo compensare Tsumu, lo prometo —decía con cierta voz afligida.
— Lo único que quisiera es tenerte entre mis brazos y no dejarte ir nunca bebé, te quiero demasiado, ¿lo sabes? —agregó, los sentimientos acumulados por casi no poder compartir tiempo con su novio, lo llenaban en ese momento.
— Yo también, no sabes cuanto —contestó con la misma intensidad.
Atsumu sonrió detrás de una pantalla pensando en la linda carita del otro.
— Puedo ir a buscarte ¿? Mañana no tenemos entrenamiento —preguntó ansioso por la respuesta.
— De hecho yo- —en cuanto estaba por explicar donde se encontraba, una voz los desconcertó a los dos.
— ¡Shooyoo! —se escuchó a la lejanía.
El rubio sabía de quien se trataba.
— Oh, no sabía que ya estabas acompañado —dijo sin ánimos.
— No Tsumu, sucede que Noya-san y yo comimos con Suga y Daiichi... —comentó, mientras veía como a la lejanía venía el liberó.
— No está bien, comprendo —dijo, un silencio incómodo se estableció — bueno, supongo que hasta mañana amor.
— Lo siento Tsumu... —en ello la llamada se corto, y Nishinoya llegó hasta donde el se encontraba.
— Te fuiste y nisiquiera me dejaste decirte que tenía entradas para ver la nueva película de Marvel —le dijo entusiasmado al otro.
Sabrá Asahi donde las consiguió.
— Noya-san yo... —la mirada con brillos de emoción que tenía su mayor, le hacian imposible decirle de una vez que no podía, que necesitaba ver a su novio.
Que lo extrañaba demasiado.
— ¿Sucede algo? —preguntó extrañado por el cambio de emoción del otro, cuando venía por la otra cuadra, la cara de su niño reflejaba felicidad.
Hinata lo miro, lo pensó dos veces más, y por una vez deseo ser otra persona en ese momento, que pudiese decir no y no sentirse mal por rechazar a sus seres queridos.
Pero todavía no había adquirido esa fortaleza.
— No, no sucede nada Noya-san —le sonrió tranquilamente — ¿a que hora es la película?
— ¡Ahora! Así que apresurate Shoyo —le tomó de la mano y salieron corriendo a toda velocidad hacia su destino.
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