Capítulo I - Espectros del Futuro

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"Alejarse de lo conocido por un bien mayor, arrojarse a los misterios por cumplir con el hoy.

No olvides tu hogar, no olvides el calor que te amamantó; las memorias son vengativas y guardan mucho rencor.

Recuerda de donde vienes antes de perder aquello que amas, los espectros del futuro no perdonan nada."

"—¡DEJEN DE CORRER! —exclamó con rabia un hombre de casi dos metros, luego de que el sonido cuando cargaba su escopeta hiciera eco en el interior de la iglesia—. O ninguno saldrá vivo de aquí. 

Los tres jóvenes quedaron inmóviles, y más aún cuando se notaron rodeados en aquel pequeño espacio, el miedo comenzaba a calar entre sus huesos al saber que la única oportunidad de escapar de aquella situación sería obedecer.

—Nora, ven conmigo —pidió el hombre con amabilidad después de haber dado un paso al frente y extendido su mano. 

La chica se encontraba atemorizada en medio de su novio y su mejor amigo, era responsabilidad de ella que se encontrarán en aquella precaria situación. 

—No, ella no irá a ningún lado y menos contigo. No van a dañarla —aseguró Michael, su mejor amigo, desde el frente con un hacha contra incendios en sus manos—. Ni tú, ni ninguno de los locos que están en este pueblo.

El hombre se carcajeó al escuchar aquellas palabras, sin tomarlas en serio.

—Eso no es decisión tuya o ¿sí? —hizo una pausa para buscar hacer contacto visual con la chica—. ¿Nora? 

—No, no lo es —mencionó la joven tocando el hombro de su mejor amigo—. Dime ¿Qué debo hacer? 

Una sonrisa perversa se dibuja en el rostro de aquel corpulento hombre con apariencia de gigante.

—Acércate cariño, no hay nada de que temer —mencionó aún con la mano extendida—. Nosotros somos tu familia, no tus enemigos. 

 —Nora, no lo hagas —pidió Michael al mirarla pasar a un lado de él—.  Voy a...—alcanzó a decir antes de que ella interviniera.

 —No estamos en momentos de demandar —respondió con resignación y cansancio luego de todo lo sucedido ese día—. Esta es la única opción. 

Michael se encogió de brazo sosteniendo el hacha, pero esta vez con una mano resignado a la decisión de su mejor amiga. 

 —Nora, amor ¿Qué haces? —le cuestionó Frasier al mirarla acercarse al hombre con la escopeta. 

 —Lo que debíamos haber hecho desde un principio —respondió, sin detener su paso hasta estar frente al hombre—. No más rodeos ¿Qué debo hacer para que salga?

—¿Para qué salgan? —se cuestionó—. Ambos no pueden irse, uno debe quedarse, el amor de tu vida. 

 —¿El amor de mi vida? Eso es fácil, Frasier.

Frasier sonrió al mirar los ojos de su novia encontrarse con los suyos, pero no sabía si al final de cuentas quedarse en aquel pueblo era la mejor o la peor idea.

—No es tan fácil, pequeña Nora. Acá las cosas son diferentes —mencionó haciéndose a un lado, dejando mostrar dos copas doradas y tres cuchillos sobre una mesa, colocados por una mujer que se retiró rápidamente—. Deberás primero dejar sangre en ambas copas, solo allí sabremos quien se quedará. 

—¡Eso es satánico! —esbozó en la cara del hombre. 

—Nosotros no somos aduladores, y menos seguidores de tal religión, únicamente cumplimos con las reglas del pueblo —afirmó dejando el paso libre a la joven—. Así sea hoy, como por la eternidad —dijo a coro con los otros pueblerinos. 

—¿Y entonces se podrá ir? —cuestionó refiriéndose a Michael. 

—Sí, te lo prometo. Tal y como dice el libro. 

—Chicos, esto acabará pronto —mencionó, mirando por sobre su hombro—. ¿Dónde me puedo cortar? —interrogó al mirar al hombre mientras tenía el cuchillo en su mano. 

—En la palma de la mano —dijo Michael con la voz temblorosa al pensar lo que haría Nora, mientras esta dirigió su atención a él—. Es mejor a que te cortes las venas.

Nora afirmó haciendo un leve movimiento con su cabeza antes de cerrar los ojos mientras sentía la palma de su mano abrirse al contacto con el filo de aquel cuchillo.

Con el pasar de los segundos, Nora sintió cómo la sangre escapaba por la herida y acercó la mano a una de las copas en donde comenzaron a caer las gotas. 

—¿Listo? —preguntó al hombre después de dejar sangre en ambas copas.

—Sí, lanza el cuchillo y acércate, por favor.

Nora obedeció y lanzó el cuchillo con su sangre al otro lado de la iglesia, de camino a donde se había dispuesto el hombre miró a los chicos, pero sus ojos volvieron a quedarse con Frasier. 

—Ahora es turno de ustedes —indicó el hombre mirando a los chicos—. Suelten sus armas y acabemos con esto de una vez.

Frasier fue el primero en soltar la suya y caminar adelante.

— Creó que si pasaremos el resto de nuestras vidas juntos, nocturna —dijo sonriendo al pasar a un lado de Michael.

Nora sintió algo de calma al mirarle sonreír, a pesar de la circunstancias en las que se encontraban estaría con el amor de su vida y su mejor amigo sería libre de irse.

De momento Michael dejó caer el hacha y siguió a Frasier hasta la mesa, preparándose en el camino para lo que se aproximaba.

—Hagan un corte y dejen caer la sangre en la copa —ordenó, el hombre—. El que tenga la copa con sangre azul se va, y el que quede con la copa con sangre roja se queda.

 Ambos se apresuraron a cortar la palma de sus manos y a dejar caer su sangre en las copas. 

 Al poco tiempo Michael miraba inexpresivo a Nora, mientras pasaban los segundos el silencio se adueñó del recinto hasta que un grito eufórico por parte de Frasier invadió el lugar.

—Ahora veremos ¿Quién es el forastero? —dijo el hombre con la escopeta."

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NdA: Este capítulo es solo un poco de lo que les espera en un futuro cercano a Nora, Frasier y Michael. También es un fragmento de un capítulo que se dará a conocer más adelante

Para conocer más de esta historia les invito a seguir leyendo.

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