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Steve mantuvo su ceño fruncido en todo el camino directo a la cafetería. Natasha lo había tomado con la guardia baja esa mañana, preguntando por sus visitas constantes al establecimiento del Rayo rojo, pues ya no solo iba en las mañanas, sino también en su tiempo libre, incluso ha llegado a cancelar salidas con la menor por pasar mayor tiempo con James Barnes. Lo que más le sorprendió e incómodo al mayor fue lo último dicho por su mejor amiga, "¿Es por el mesero bonito?", Steve casi se ahoga con su propia saliva, no pensó que fuera -tan- evidente su gusto por el castaño.

Rogers tomó lugar en su ya típica mesa, miro hacia la ventana un tanto perdido en sus pensamientos, tenía casi un mes desde que empezó a ir constantemente a la cafetería, él acepta que siempre fue por la excusa de ver a Barnes, de logar avergonzarlo, porque le encanta ver sus mejillas rosadas por los halagos de él, pero... Steve no se había planteado del todo que realmente el desea salir con James, sino fuera por su amiga no se habría cuestionado nada, simplemente hubiera seguido con el juego-no-tan-juego de halagar al mesero.

La dulce voz de James lo hizo quitar su vista de la ventana, el chico le sonreía ampliamente.

—¡Buen día, Stevie!.

—Buenos días, James, ¿Cómo amaneciste hoy?.

Barnes se quedó pensativo algunos segundos, mientras que golpeaba con suavidad su labio inferior con la tapa del lapicero. Rogers se perdió viendo los labios del chico.

—¡Genial!, Ayer termine con un proyecto de la facultad que me tenía muy estresado, pero al fin llego a su final, ahora solo me queda esperar el resultado... Después de una semana puedo dormir en paz— Soltó alegre.

La conversación entre ambos hombres se extendió unos minutos más, dando por concluida cuando James se dirigió a la cocina del lugar para dejar el pedido recién escrito. El de ojos azules sonrió en dirección al menor sin poder evitarlo.

Barnes regreso a la mesa algo apresurado, le miro avergonzado a su mayor. Steve le miro confundido, pero antes de poder cuestionar algo, el castaño se dispuso a hablar.

—Realmente no te quiero incomodar pero...— Juega con sus manos nerviosamente— Me gusta hablar contigo, muy a pesar de que sea tan poco tiempo... Ehm, quisiera tener tu número de celular y poder enviarte mensajes de vez en cuando...

James se encontraba sonrojado por su propuesta, Steve estaba totalmente incrédulo, pero sin dudarlo demasiado, le extendió su celular al menor, este le sonrió de medio lado para luego introducir su número telefónico, Steve hizo lo mismo en el celular del contrario.

—¡Gracias, Steve!.

Es un completo placer.

Café por la mañana - [stucky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora