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Cuando uno esta triste escribe mejor







Había pasado un mes, un mes extraño y distante, era extraño el sentimiento en su pecho, su mente abrumándolo a punto de tener pesadillas cada noche, el irritante jaloneo de su alfa en su pecho desbocado, su lobo añoraba estar ahí, metido en ese nido de tres, pero había algo que lo detenía, las platicas sobre cierta temática ocultas bajo el mantel de la mesa.

Pero si colocas un vaso sobre ella claro que el vaso se tambalea, ahí presente con sus problemas ocultos fuera de esas cuatro paredes, aunque no es como si el pelinegro lo ocultara muy bien.

Sus amigos tenían algunas sospechas pero el avance en el embarazo de Wooyoung solo había traído asco e irritabilidad, el rubio se la pasa malhumorado así que ni si quiera tenía tiempo para hacer algo que uniera la relación extraña que llevaban.

El único al que toleraba un poco era a Mingi, pero es que en realidad Mingi era tierra media entre los otros tres, Mingi solo intentaba calmar las aguas y se preocupaba de lo que pasaría después, le gustaba estar con San, le encanta sentarse encima de sus muslos a pesar de la diferencia de tamaños, le gustaba como el más bajito lo apretaba de las caderas, le gustaba el silencio del contrario y era paciente con él, de hecho, era el que más lo entendía de alguna manera.

Amaba a su alfa claro, y amaba en demasía al omega que cargaba a su cría y a su cría misma.

Yunho no estaba mejor que Wooyoung, pero estaba pendiente de las necesidades de los demás, seguía con devoción su rutina de atender al omega, de acunarlo cuando se cansaba de estar molesto o cuando el enojo alcanzaba la frustración y se ponía a llorar por cualquier tontería, conseguía hacer dormir a Mingi cuando estaba demasiado preocupado por los olores de Wooyoung y su preocupación absurda por el bebé.

Ya habían elegido nombre, el y Mingi, San había escuchado de fondo aquella platica íntima en la madrugada.

Y quizá, un cuerpo pequeño entre dos alfas había soltado alguna lágrima al sentir los aromas felices de los alfas que se habían alzado por sobre su cuerpo para conectar sus labios con ansia y amor, las cuatro manos posesivas acariciando su vientre pero a veces y solo a veces, se sentía invisible, las caricias nunca eran para el, eran solo para el cachorro que de momento habitaba su vientre.

San no había dormido con los otros tres desde aquella pelea estúpida que tuvo con el castaño, Wooyoung le había dicho que era el único que no aceptaba la situación, y se sintió abandonado por el propio lobo que se alejaba en su pecho, su omega al que había mordido con tanto deseo y que no pensaba que jamás lo dejaría parecía ido, irreconocible para el, tal vez San solo esperaba un poco de compasión, solo quería estar con Wooyoung abrazados hasta que la piel les sudara de estar pegada en la cama, besarle los párpados y que solo fueran ellos dos.

Pero Yunho, Yunho que se aseguraba de una u otra manera de que el comiera adecuadamente, de que estuviera lo suficientemente caliente en el sillón que se dormía, que lo arrullaba cuando tenía pesadillas y pensaba que estaba dormido, que le acariciaba el cabello y San secretamente se dejaba y se dormía con sus caricias, un alfa que lo cansaba mentalmente de sentir su lobo preocupado todo el tiempo, a veces solo quería gritarle y que lo dejara, que dejara de existir en su mente.

Pero otras, otras veces cuando se lo topaba casualmente en el pasillo y se rozaban los dedos o cuando debían disimular en la tripulación frente a otras amistades y sus brazos se tocaban, San solo deseaba fundirse en uno con el alfa.

Sus choques casuales mientras se cepillaba los dientes y el otro invadía el espacio del baño y orinaba sin importarle que el pelinegro estuviera ahí, o aquel día después de que San peleara tan fuerte con Wooyoung que se terminó metiendo a bañar para ocultar sus lágrimas frustradas y el más alto se metió a bañar con el sorprendiéndolo, dejándolo mareado y vulnerable con su olor, Yunho hizo como que no pasaba nada y no le ponía atención a las lagrimas mal disimuladas y al rostro rojo y el puchero del pelinegro.

Le ayudo a bañarse simulando desinterés para no asustar a San con sus propios sentimientos, pero si tacto, su tacto llevaba tanto amor llenándolo de jabón con las manos sobre sus hombros y su pecho mientras lo masajeaba y simulaba mascar algo en la boca solo para sacar su propia tensión.

San se dejó, se dejó lavar la espalda y entre las nalgas, se dejó cuando acaricio entre sus piernas y alzó su pie para que el alfa lavara bien sus tobillos, se dejó enjuagar el cabello con los largos dedos del castaño y cuando el alfa fingió enjuagarse juntos por última vez bajo la regadera se dejó abrazar, se dejó y no supo cuánto estuvieron ahí, Yunho solo se separo de él cuando la mejilla del pelinegro se despegó de su propio pecho húmedo, lo ayudó a secarse y cuando salieron a la habitación las luces estaban apagadas y Mingi ya había logrado dormir al omega.

San se sintió apanicado cuando supo que tenía que volver a su lugar en el sofá, pero el más alto fue tan gentil al sentarse en el piso junto a él para hacerlo dormir acariciándole el rostro y los hombros y cuando San estaba apunto de quedarse dormido pudo sentir al alfa olfateando en su cuello y después los lametones lo llevaron al mundo de los sueños, a los buenos sueños donde el no tenía tanto miedo de compartir su vida con dos alfas más.





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Es muy corto, pero ando agüitada y no tengo ganas de escribir, quería subir esto hoy.

¿Qué sintieron cuenteme?

Les dije que se prepararan para lo que se venía.

~ M I S T ~ [Desire Part. 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora