Capítulo 1

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El sitio donde iba a vivir no era ni de lejos como me lo imaginaba. Era mucho peor.

En la entrada del pueblo, había una fuente con una estatua de un bebé gritando. Y el agua de esa fuente estaba estanca y verde, estaba realmente sucia.

Y las casas del pueblo no eran mucho mejores. Casi todas estaban envueltas por unas enredaderas, y había tantas que casi no se podían ver los ladrillos.

La gente... Como describiría a la gente. Parecían muertos vivientes, literalmente. Su ropa estaba sucia y rota. Y estaban despeinados. Tenían unas ojeras horribles, de no haber dormido en todo el día.

O por lo menos al principio del pueblo. Después de esa zona estaba la parte de las casas más bonitas. No había ni un solo piso como en nuestra antigua ciudad. Aquí solo había chalets o casas de dos pisos.

Estaba mirando por la ventana cuando a mi madre se le ocurrió hablar.

-Bueno... No es el mejor pueblo, pero he visto peores...-Dijo mi madre positivamente

-Mamá, con todos mis respetos... La parte vieja del pueblo parece abandonada y da escalofríos... Y esta... em... bueno... es demasiado bonita y perfecta para ser del mismo sitio de las casas anteriores-Respondí

-Tiene razón cariño... Y encima, las historias sobre desapariciones y locos de este p...-Mi padre se calló justo cuando mi madre le dio un tortazo en la pierna

Yo esperaba que mi padre siguiera. Pero a respuesta de eso se creó un silencio incómodo en el coche. Mi padre no respondía por lo que supuse que tenía que tomar la iniciativa.

- ¿Qué historias? -Pregunté curiosa

-Nada cariño...-Empezó mi madre

-Olvida lo que he dicho-Terminó mi padre

Iba a intentar insistir cuando el coche frenó, habíamos llegado. Mis padres bajaron y segundos después yo también.

Era una casa no un chalet. Tenía dos pisos y un jardín trasero que decidí investigar.

Estuve investigando el jardín. Era amplio y olía a césped recién cortado. También había una caseta de madera donde supuse que guardarían todos los utensilios de jardinería.

Entré a la casa y efectivamente, ahí había muchísimas herramientas. Aunque no solo de jardinería, también había martillos, llaves inglesas...

Mi padre me llamó justo cuando iba a salir y me dijo que el dueño de la casa había venido a enseñarles nuestra futura morada por dentro.

Salí de la cabaña y me sobresalté al ver una cabellera rubia. La dueña de la cabecera asomó la cabeza por encima de la valla y me sonrió.

-Lo siento, no pretendía asustarte-Dijo con una voz suave-Es que he visto un coche al lado de mi casa y he supuesto que serían nuestros nuevos vecinos

-Oh... No te preocupes-Le di una sonrisa pequeña de boca cerrada

-Soy Madi-Dijo

-Un placer... Yo soy Kate

-¿Has visto ya tu casa?-Me preguntó

-No... Acaba de venir el antiguo señor de la casa para enseñársela a mis padres

-Ah bueno, entonces la veras pronto-Me sonrió

No sé porque, pero tuve el presentimiento de que esa chica y yo nos íbamos a llevar muy bien.

-¿Vas a ir al instituto del pueblo?

-Si...

-Genial, si quieres te presento a mis amigos-Me sonrió

-¡Sería genial!-Dije

-Bueno Kate... Me encantaría seguir hablando, pero mis hermanos me llaman

Nos despedimos y yo entré en la casa. Era muy grande. Abajo estaba el salón, la cocina, un baño y el armario de la escoba que estaba justo debajo de las escaleras.

En el segundo piso estaban 4 cuartos y 3 baños. Uno en la habitación de mis padres, otro en mi habitación y otro en el pasillo.

-El señor ha dicho que había un desván arriba. Pero que hacía años que nadie subía ahí y que está muy sucio pero que con una buena limpieza puede ser tu cuarto de estudio-Me dijo mi madre mientras deshacía la maleta

-Lo miraré. ¿Por dónde se sube?-Pregunté

-Por el armario

Yo dejé de deshacer la maleta y la miré con los ojos abiertos como platos. ¿Se había vuelto loca mi madre? ¿O lo decía enserio?

Entró en mi habitación y abrió la puerta derecha del armario. Después toqueteo la pared buscando algo.

Encontró lo que buscaba. Era un pequeño agujero redondo. Tiró de él y en efecto, había unas escaleras de madera.

-Cuando subas, si es que lo haces, ponte un pañuelo en la boca. Hay mucho polvo y no es muy agradable-Me dijo sonriente

Asentí perpleja y mi madre se fue de la habitación. Seguí deshaciendo la maleta. Acabé de sacar toda la ropa y coloqué cada cosa en su respectivo cajón. Los shorts, los tops, las camisetas de manga corta, las camisetas de manga larga, mis sudaderas y mis jerséis, mis bragas y sujetadores... Todo menos los vestidos, los monos y las faldas lo coloqué en los cajones del armario izquierdo. Y en el derecho (la entrada al desván) coloqué lo restante.

Fui hacia mi baño y puse la bañera. Me apetecía darme un baño antes de dormir. Eran las 22:30. Ya había cenado, por cierto. Pero me tenía que acostar pronto porque mañana me tendría que despertar a las 7:30 para ir al insti.

Según he investigado, está a 15 minutos andando (aunque yo iré en skate). A las 8:20 saldría de casa y llegaría a las 8:35. Tiene cafetería por lo que desayunaré allí.

El primer día nos darían una charla sobre las reglas del sitio, nos enseñarían las aulas... Lo típico.

Suponía que después de la charla me quedaría en la biblioteca leyendo.

Si, me gusta leer. Y mucho. Es mi manera de escapar de este mundo. Porque, para ser sincera, mi vida es un completo aburrimiento. Y leer es como viajar a diferentes partes del universo. También es enamorarse de los personajes, y no por su físico. Porque cuando tú te enamoras de un personaje literario no te enamoras por su pelo, o por sus ojos.

Te enamoras de su forma de actuar y de cómo reacciona en diferentes situaciones, te enamoras de su sarcasmo o su lado tierno, a veces te enamoras de su locura o de sus ganas de matar a todos...

Y si te enamoras de su físico, te enamoras de la idea que tienes de ese personaje, porque nunca le has visto en persona. Pero la frase de "los personajes literarios no existen" es mentira. Si existen. Existen en nuestra imaginación, y eso ya es un lugar. Aunque tal vez no les podamos tocar o no podamos verlos reír... Pero siempre están ahí, en tu imaginación.

Mis padres me dieron las buenas noches y yo fui a darme el baño.

Mi baño no duró mucho y en cuanto me sequé me metí en la cama. Eran las 23:30.

Cerré los ojos y minutos después caí en un sueño profundo. 

Sentimientos pendientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora