- Una mirada completamente desconocida -

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Una gran cantidad de miradas siento sobre mí al poner un pie dentro de la universidad

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Una gran cantidad de miradas siento sobre mí al poner un pie dentro de la universidad.

Me sentía incómoda y no debería, yo no fui la que le fue infiel a su pareja.

Cierro los ojos y suspiro, diciéndome a mí misma que me tranquilizara ya que solo tengo que ver una clase y podré regresar a mi casa. Y que lo más probable es que no vea a Dylan puesto que esta no es su facultad y dudo mucho que Lily tenga ganas de asistir a clases luego de la tremenda vergüenza que pasó.

O eso creía.

Cuando entro al salón, estaba ahí conversando con sus supuestas amigas bastante animada como si nada. Todos voltearon a verme, incluida Lily. Algunas miradas eran de burla, otras de “eso te pasa por ser Ethel”, y otras de lástima. Que fastidio ser el punto de atención por estas cosas.

Lily simplemente gozaba de la situación, viéndose orgullosa de lo que hizo sin tener una pizca de culpa. Cada vez me impresiona más su mero descaro.

Me ubico en un asiento que está en la primera fila para no tener que aguantar su presencia cerca de mí. Por lo tanto, mientras esperaba la llegada del profesor, una chica se sienta junto a mí.
–      Ethel ¿Cierto? – Pregunta la chica.
 
–      Sí, ese es mi nombre.   
 
–      Soy Nara… Nara Bennett. – Se presenta – Estudiamos juntas en dos materias más.
 
–      Sí, te conozco. Eres la chica que humilló al profesor de estadísticas en frente de toda la clase porque nos insultaba diciéndonos que no somos capaces de llegar a graduarnos. – Ella se tapa el rostro mientras ríe.
 
–      Se lo merecía, ya no lo soportaba. – Confiesa pero ya ninguna dice nada, yo en realidad no tenía ganas de hablar pero tampoco podía ser descortés.
 
–      ¿Necesitas algo? – Le pregunto de forma amable.
 
–      En realidad no, o sí… – Duda en si decir lo siguiente. – Noto a muchos aquí que se burlan por lo que pasó contigo y tu ex novio, y sé que no me incumbe – Voltea mirando a Lily –  Pero me molesta el hecho de que esa mujerzuela considere que no hizo nada malo. Siquiera tiene dignidad.
 
–      Pues, al parecer no la tiene. Si ella espera que caiga bajo y me lance sobre ella, se equivoca. Porque eso es lo que quiere, hacerme parecer más poca cosa.
 
–      ¿No te dan ganas de al menos darle su merecido? – Pregunta
 
–      No, tengo otras cosas de las que preocuparme.
 
–      Eres grandiosa, si fuera tú, estaría discutiendo con todos aquí y no aguantaría estar en esta universidad....–  Suspira y luego permanece en silencio pareciendo pensar en algo. – ¿Quieres ser mi amiga?
 
–      ¿Amiga? – La última vez que alguien me pidió que fuese su amiga fue cuando tenía diez años.
 
–      Sí, me gustaría que seamos amigas. Si no te molesta. – Sonríe tímida.
 
–      No me molesta, seamos amigas. – Respondo.
 
–      ¡Perfecto! – Se emociona. – ¡Quizás podríamos trabajar juntas en el próximo proyecto de Mercadotecnia!
 
–      Está bien. – Me agrada la idea de tener una amiga, es algo esperanzador.

Llega el profesor al aula para dar comienzo a la clase y justamente dos horas después finaliza las lecciones. Antes de irnos pide dos voluntarios para que lo ayudemos a llevar unos libros a su oficina y por detrás escucho a Lily gritar…

–      ¡Esas dos chicas de al frente quieren ser voluntarias profe!  – Se refería a nosotras, dicho eso, todos comienzan a salir del salón.
 
–      Me dan ganas de arrancarle esas falsas extensiones de cabello. – Declara molesta y suspira. Yo igual Nara, yo igual. 
 
–      Bueno señoritas, acompáñenme a la biblioteca. – Pide el profesor amablemente y salimos el salón.

Terminamos de ayudar al profesor Collins con sus libros, resultó algo cansado todo ese viaje con los pesados libros. Nara comenzó a tocarse la espalda pareciendo una anciana señalando que le dolía. Le digo que no fue para tanto pero me di cuenta que ese chica era más dramática que yo.
 
Estábamos emprendiendo camino hacia la salida de la universidad, y en una esquina estaba Dylan con su grupo de amigos. Nota el peso de mi mirada ya que él también voltea a verme y su semblante cambia a uno serio.

No había ninguna emoción en su mirada, era fría y completamente desconocida para mí. En unos instantes se acerca Lily a él y comienza a besarlo; mientras se besaban, Dylan seguía observándome. Mi pecho comenzó a doler, no sé a qué quería llegar con eso, así que disimulé que no me importaba y sigo mi camino.

–      ¿Estás bien? – Pregunta Nara.

–      Sí. – Miento.  

–      ¿Quieres que te lleve a tu casa? – Me pregunta y niego diciéndole que tenía otras cosas que hacer antes de ir a casa, agradeciéndole además por la intención. Asiente, se despide de mí con un abrazo y se dirige a su auto.

La verdad es que no tenía nada que hacer, solo preferí caminar un rato; calmar mi mente luego de lo que vi, sobre como descaradamente esos dos se besaban frente a mí, pero debía superarlo.

Podía hacerlo.

Pasé frente al café Lour y ahí estaba Mateo, sonriéndole a un niño mientras atendía a su madre. Quería hablar con él pero no quería molestarlo mientras trabajaba, él voltea hacia la puerta de entrada y su expresión cambió a una confusa como si supiera que algo había pasado.

¿Tanto se notaba en mi rostro las crisis por las que pasaba?

Termina de atender a la señora y rápidamente camina hacia la puerta. Sin pensarlo dos veces una pregunta sale de mi boca.

–      ¿Puedo abrazarte?
.
.
.
Uy pero qué ha pasado? *Shock*

Pues al parecer ya tenemos a una nueva amiga, Nara.
Un Dylan desconocido para los ojos de Ethel.
Y... un nuevo acercamiento con Mateo.

¿Qué opinan de todo esto?

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