- Un mensaje: centenares de sospechas -

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-      ¡Ety! ¿Cómo está la princesa de papá?

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- ¡Ety! ¿Cómo está la princesa de papá?

- ¡Súper duper mega bien! ¿Esta vez sí me llevarán a comer helado?

- Lo sentimos, tu papá y yo tenemos que ir a trabajar, tenemos muchas cosas que hacer... ¿Verdad Adam? - Pregunta mi madre.

Mi papá solo me regala una sonrisa, pero... ese día se sentía muy distinto, noté que la sonrisa de mi papá no era la misma, tenía un toque de tristeza.
Yo era tan inocente que no capté nada en el momento, esa mirada amenazante de mi madre hacia mi padre no significaba algo bueno.

Antes de que mamá y papá emprendieran camino para el trabajo, mi papá se agacha y me dice:

- Princesa de papá, mi Ety... recuerda que todo lo hacemos por tu bienestar, siempre intentaré protegerte pase lo que pase - y prosigue a darme un beso en la frente. - Te... te amo hija.

Mis padres no aparecieron en todo el día, mi abuela mencionó que era por cuestiones de trabajo ya que estaban muy ocupados, por lo tanto dijo que no me preocupase y vaya a la cama a dormir. Esa noche, antes de conciliar el sueño, escucho el garaje de la casa abriéndose, emocionada me levanto de la cama para bajar a darle un abrazo a papá ya que lo extrañé bastante, me detengo en seco cuando escucho a papá sollozando delante de mi abuela.

- Mamá, no podemos seguir aquí. - Su voz temblaba con cada palabra que emitía.

- Pero hijo, ¿Qué ocurre?

Papá toma las manos de mi abuela.

- No te puedo contar nada - Le responde. - Necesito que cuides de Ety, pase lo que pase, quédate junto a ella.

- Adam. - Papá voltea hacia mi madre que acababa de salir de la cocina. - Ya debemos irnos.

- ¡Olivia! Explícame de una vez por todas que está sucediendo. - Grita mi abuela exaltada.

- No hay nada que explicar, nos tenemos que ir de aquí.

- ¿A dónde van? - Salgo de mi escondite, la mirada de mi papá era de asombro.

- Ethel, estos son temas de adultos, regresa a tu habitación ahora mismo - Exige mi madre.
Le hago caso omiso y me dirijo hacia mi papá - Papi, ¿Por qué lloras? - Él se acerca a mí y se arrodilla para ponerse a mi altura.

- Ety, debes prometerme que siempre le harás caso a tu abuela, serás una buena chica y crecerás saludable. Por favor, prométemelo.

- Te lo prometo papi. - Levanta su dedo meñique y yo hago lo mismo para pactar nuestra promesa - ¿Acaso no te volveré a ver?

- Claro que sí princesa, te buscaré muy pronto y te llevaré a los lugares que siempre has deseado ir. Te volveré a cantar tu canción favorita y volveremos a crear lindos recuerdos juntos con tu mamá. Y recuerda esto, cuando crezcas debes entender que nada será fácil, te encontrarás con malas personas y buenas personas, pero a veces esas malas personas estarán disfrazadas de buenas personas, no te confíes. Y por último, jamás dejes que te pisoteen, pisotéalos tú a ellos ¿Entendido?

- Sí papi, e...entendido. - No pude controlar las ganas de llorar al darme cuenta que realmente se marcharán.

La verdad en tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora