- Confesiones y desahogos -

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Miro a Mateo sintiéndome intranquila, luego vuelvo a mirar la llamada entrante en mi celular y respondo

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Miro a Mateo sintiéndome intranquila, luego vuelvo a mirar la llamada entrante en mi celular y respondo.

- Buen día, ¿es usted la señorita Edevein? - Habla una voz femenina.
- Buenas, sí. Soy yo.
- Le llamamos de la comisaría, enviaré la llamada con el oficial Bercen - Mi corazón vuelve a su normalidad luego de saber que esta llamada no era lo que estaba pensando.
- Está bien, gracias. - Digo.
- Si, ¿Hola? Soy el oficial Bercen. ¿Cómo ha estado?
- Mejor, gracias por preguntar. ¿Pasó algo?
- Interrogamos al joven Dylan Samweth, - Se queda en silencio - No se encontró nada en su contra. - Revela.

Me explicó el proceso de investigación, y que luego de varios interrogatorios, lo dejaron ir. Con respecto a la amenaza que me hizo y el daño físico hacia mi persona, no lo pueden usar en su contra ya que no hay pruebas contundentes sobre aquel suceso por lo que queda nulo para la investigación. Incluyendo el hecho que el cobarde de Dylan ni siquiera confesó lo que me hizo, negándose rotundamente. También dijo que por ahora mi caso queda pendiente, porque hasta que no se encuentre evidencias sobre lo sucedido, lamentablemente no podrán seguir con el caso.

Mi cabeza vuelve a doler por lo que acabo de escuchar, al menos esperaba una buena noticia, pero ya veo que las malas noticias permanecen en mí. Le agradezco al oficial Bercen y él se despide, sin antes dándome ánimos de que lograré encontrar respuestas y justicia por igual.

Mientras permanecía en silencio mirando hacia el suelo, siento un cálido toque en mi hombro, siendo de Mateo que sin darme cuenta, se sentó junto a mí. Acto seguido recuesto mi cabeza en su hombro y cierro los ojos mientras suspiro pesadamente, tratando de no volver a llorar.

- Malas noticias ¿no? - Susurra Mateo.

- Así es... - Dicho eso, Mateo me acerca más a él y me cubre por completo con un abrazo.

- Llora todo lo que quieras Ethel. - Murmura. - No reprimas lo que tengas dentro de ti.

- Es que ya no quiero llorar, estoy cansada de llorar. - Confieso. Aprieto aún más mis ojos para que las lágrimas no se atrevan a salir de mis ojos, ocultando mi rostro en su pecho.

- Entonces grita y saca todo lo que quieras decir. - Dice, levanto mi rostro y lo observo pensativa. - ¿Qué? - Pregunta

- Buena idea. - Confirmo. - Vamos al lugar donde me llevaste la última vez que vimos el atardecer.

- ¿La colina? - Pregunta confundido

- Sí, ahí mismo.

- Pero Ethel... tú reposo... - Me observa, refiriéndose a que debo estar en completo reposo por mi herida. - Además hay mucho frío fuera y puede hacerte daño.

- Solo voy a gritar, no a bailar. - Bromeo pero a él parece no darle gracia ya que no cambia esa expresión de intranquilidad. - Y me abrigaré por completo, no hay de qué preocuparse. - Añado.

- Está bien, vamos. - Acepta al fin.

Busco mi abrigo y un gorro para cubrir la herida en mi cabeza. Salimos de casa y decidimos tomar un taxi ya que esta vez, Mateo no tenía el auto de Roni. Finalmente un taxi se detuvo y emprendimos viaje hacia Primrose Hill.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2022 ⏰

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