I - editando

108 12 14
                                    

Capitulo uno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capitulo uno


Buenos Aires, Argentina.

Cristian Romero observó la entrada del aeropuerto a través del cristal del vehículo. El chófer contratado por la empresa en la cual trabajaba ya estaba esperándolo pacientemente en la acera con su maleta. «Lean se tomó enserio eso de asegurarse de subirlo a un avión» pensó Cristian. Su jefe había sido bastante claro y sus esperanzas de que cambiara de opinión se terminaron por desmoronar cuando esa mañana el chófer de la empresa había aparecido en su puerta para llevarlo al aeropuerto. Leandro no estaba bromeando, quería que se fuera de vacaciones y estaba dispuesto a todo para asegurarse de ello.

Era una ventaja que el mismo no hubiera aparecido esa mañana en su casa para patear su culo dentro del avión.

-¡Esto me pasa por idiota! - susurró para sí mismo, hacía años no tomaba vacaciones. De hecho, la sola palabra "vacaciones" estaba fuera de su vocabulario. Esa fue la principal razón por la que muchas de sus relaciones habían terminado. Era un hombre obsesivo, le encantaba su trabajo y admitía que era la parte primordial de su existencia. Sus parejas sentimentales no habían comprendido ese lado suyo, siempre exigían un tiempo que Cristian no estaba dispuesto a dar y, por lo tanto, la mayoría de esas relaciones fallidas terminaban en infidelidades. Y no era que culpara a sus parejas. Él era bastante mayorcito como para aceptar que tenía la gran parte de la culpa, pero así era él, estaba acostumbrado a trabajar, a esforzarse y a tener éxito.

Sus malas experiencias en la vida mientras crecía le habían enseñado eso. No tenía tiempo para otra cosa que trabajar, ya descansaría cuando estuviera viejo. Su manera de pensar estaba muy mal, ya se lo había dicho su psicóloga de trescientos dólares la hora, pero Cristian no sabía cómo cambiar. Él no fue de esos chicos que crecieron en una familia amorosa que enseñaban a sus hijos que la familia era lo más importante.

-No me importa Cuti, te quiero fuera de esta oficina y no quiero verte hasta después de Año Nuevo.

Todavía retumbaban en su cabeza las palabras de su jefe. Cristian era un obsesivo del trabajo, le encantaba lo que hacía. Era editor de una revista importante. Pero este último mes había cometido muchos errores a causa de que le faltaba concentración, y todo por culpa de su última pareja. No, en realidad no habían sido pareja. Hacía años que Cristian no tenía pareja. Conquista de una noche tal vez. O compañeros de sexo ocasional, pero nada más. A sus treinta y tres años, Cristian no había encontrado al hombre correcto para sentar cabeza. Estaba empezando a creer que a Dios se le olvidó crear su alma gemela.

«Nunca te involucres con compañeros de trabajo» Era la regla de oro y él la había violado. Meses atrás se involucró con quien no debía y ese alguien se lo estaba haciendo pagar en el trabajo, y su jefe obviamente lo culpaba a él por esos errores. Después de todo Cristian era el editor en jefe y el responsable de su equipo de trabajo. Paulo sabía eso, por esa razón estaba tratando de sabotear las cosas para que culparan a Cristian. Le estaba resultando bastante bien el juego, jamás pensó que Paulo sería tan rencoroso. Involucrarse con él fue un error, al hombre no le había gustado que Cristian le dijera que lo que había sucedido entre ellos no era algo realmente importante, solo había sido sexo. Cristian no estaba dispuesto a comenzar una relación, por más que Paulo ya hubiera estado listo para mudarse a su departamento de inmediato, y tampoco quería decir que Romero estaba dispuesto a favorecerlo en el trabajo.

acompañante masculino - cutilichaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora