II - editando

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Capítulo Dos

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Capítulo Dos


Bariloche, Argentina

Para cuando aterrizaron horas más tarde, Cuti estaba más tranquilo. Se había enfurecido cuando Lisandro mencionó que le preocupaba que su familia lo descubriera, era ridículo. Cristian no tenía derecho a molestarse. Después de todo Lisandro no conocía absolutamente nada sobre él, y viceversa. Romero estaba entrando a la cueva del lobo con los ojos vendados y las manos atadas en la espalda. ¿Qué mierda se le había metido en la cabeza para continuar con este juego?

—¡Tío Licha! ¡tío Licha! —Cristian clavó la vista en una pequeña niña que no dejaba de gritar. Sonrió cuando Lisandro le entregó la maleta «De hecho, la aventó hacia él sin ninguna delicadeza» Pero perdonó ese gesto cuando lo vio correr hacia una pequeña niña que agitaba sus bracitos ansiosamente llamando su atención.

—¡Mi princesa! Mirá que enorme estás —Lisandro sujetó en brazos a la niña, la cual encantada comenzó a darle besitos por toda la cara. Cristian supuso que era la sobrina que había mencionado.

—Permitime ayudarte— dijo el hombre que momentos antes había estado sujetando a la niña en brazos. Cristian le sonrió, y el hombre lo ayudó con una de las maletas. —Soy Nahuel, por cierto—

—Cristian —se presentó dándole la mano al hombre— Soy el novio—

—Soy el esposo de su hermana- dijo él con una sonrisa —Es agradable conocerte—

—Igualmente —se supone que era el momento para que Cristian dijera que Lisandro le había hablado mucho de su familia, pero decidió quedarse callado.

—Veo que ya se conocieron- intervino Lisandro saludando a su cuñado con un abrazo. Luego se dirigió a la niña todavía en brazos —Princesa, él es Cristian... —

—¿Tu novio? mamá lijo que tlaias a un novio — Lisandro abrió mucho los ojos, claramente sorprendió. Nahuel negó con la cabeza y Cristian rió ante las palabras de la niña, tan chiquita, pero a pesar de que no podía pronunciar bien, era adorable.


—Valen — la regañó su papá —¿Qué te dije de escuchar conversaciones de adultos? — la pequeña hizo un puchero.

—Pero papi...

—No importa— dijo Lisandro — Sí princesa, es mi novio— Cristian tomó la mano de la niña y le sonrió.

—Mucho gusto, hermosa, tu tío me habló mucho de vos— No era verdad, pero tenía un papel que representar. Además, no le estaba costando mucho trabajo. Era obvio que Lisandro adoraba a esa niña.

acompañante masculino - cutilichaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora