No te iguala

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—No te duermas, Per, tenés que terminar de ver la película conmigo.

—Arge, tengo sueño, déjame dormir- suelta sueltame.

—No, no, falta menos de media hora, además solo solo son las doce y tantos.

—Mira ah' media hora me dices.

Ya a la mañana siguiente había logrado que su pareja tenga sueño pesado, por si acaso puso un peluche por la espalda del peruano, simulando que era él, y eso era un por si acaso, tal vez despertaba y se lo encontraba haciendo pleno desayuno para él

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Ya a la mañana siguiente había logrado que su pareja tenga sueño pesado, por si acaso puso un peluche por la espalda del peruano, simulando que era él, y eso era un por si acaso, tal vez despertaba y se lo encontraba haciendo pleno desayuno para él.

Iba ya a la tienda, no tenía nada hecho y por eso fue que se despertó incluso temprano, solo que faltó un detalle ¿Quién habría la tienda a las tres y tanto de la mañana? Ni modo, se tendría que conformar con inflar algunos globos que había comprado con un poco de anticipación, su mejor pregunta era ¿Cómo logró despertarse a esa hora? El día de ayer en la noche para él estuvo muy agitado.

—Bue, ahora- ehh, pará, Perú tiene varias cosas en la refri, igual, tremendo quilombo hacer todas estás cosas. –Dijo refiriéndose a todos los postres que hacía Perú, vaya que a veces si se tomaba su tiempo.

—Bue, son las cuatro, supongo que debe haber algo en la calle.

Ya estaba decidido, pero se puso a pensar ¿Y si le robaban por ahí? Todo esto le pasaba por dejar siempre todo a última hora. Y eso todavía, no sabía que le iba a regalar, genial, la primera vez que trata de ser detallista la caga.

—¿Ahora dónde carajos voy a decorar? Aa- soy un pelotudo, porque siempre dejo todo para el final, igual, creo que debe haber algo en la refri para estar haciéndole el desayuno a Perú. –Se dirigió nuevamente hasta la refrigeradora, vio que había fruta, ¿pero y si Perú se enojaba?

—Soy un pelotudooo- ya fue, le compro algo en la tarde... o le digo que terminamos y, y, mañana le pido que vol- ya, qué boludeces hablo. –Se puso a pensar un rato, podía remplazarle las frutas en la mañana, claro, seguramente el peruano iba a dormir hasta un poco más tarde de lo habitual.

Dormiría una hora más al menos, puso su alarma, eso sí, dormiría abajo, no quería hacer despertar a Perú. Se tiró en uno de los sofás ahí cerca y cerró los ojos.

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Sonó su alarma y se despertó de golpe, subió al segundo piso, al cuarto del peruano a asegurarse que este siguiera durmiendo. Lo vio y sonrió, bajó las escaleras y ahora sí salió de la casa a comprar algunas cosas, lo necesario en total, ahora su problema era encontrar decoraciones, esto no lo veía tanto necesario pero suponía que era algo de ser detalloso así que simplemente no le quedaba de otra que ir a buscar.

Ya había pasado cuarenta minutos ¿y si Perú se despertaba? Se volvió a reprochar, siempre la cagaba porque dejaba todo al final.

—Dale, dale, ehh, me vende el peluche ese, el pequeño y creo que esos chocolates y ya ¿Usted sabe hacer adornos, ¿verdad? Por fa, ponga en una bolsa lo que se necesita.

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