CAPÍTULO XXVI

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Escucho a lo lejos la voz de Dickens, lucho conmigo misma para abrir los ojos, se sienten pesados y mi cuerpo contrariado, hay dolor, hay fatiga, pero mis ganas de ver a Dickens siempre ganarán la batalla.

—Oficial...—murmuro llamndo su atención.

Sus ojos se iluminan al verme sonreírle con cierta dificultad, noto su cuerpo relajarse y acercarse con tranquilidad para sostener mi mano.

—¿Te sientes mejor?—me envuelve en sus brazos—Joder estaba tan aterrado—aspiro su aroma que inmediatamente me resulta cálido y familiar.

—Te dije que estaría bien, la bala no comprometió tendones, huesos o ligamentos, usará un férula, eso es todo—giro al otro lado de la camilla y veo al enfermo Caleb acomodar algunos cables—¿Cómo te sientes hermosa? —me pregunta al tener mi mirada fija en él .

—Bien, bien... Gracias—mi incomodidad se hace notar al ver a Dickens contenerse.

—Cuida eso de "hermosa", para ti es Eliana Sandoval—le espeta sin gracia alguna.

Caleb parece ignorar sus palabras—Descansa hermosa, te veo luego—se despide saliendo con tranquilidad.

—Debo controlarme, lo tengo claro, te lo prometí, pero ese enfermerito me tiene cabreado a niveles muy complicados eh.

—Si, lo noto en tu cara—realmente se ve cabreado, su mandíbula tensa, sus puños apretados, y su rostro ligeramente rojo me hace dar cuenta de eso sin problemas—¿Sabes que no me importa él, verdad?.
Solo hemos cruzado algunas palabras, no tienes porqué estar celoso Dickens. Es obvio que estoy loca únicamente por ti.

—Y yo por ti, Sandoval—se acerca y deja un beso corto en mis labios, con aquel pequeño contacto siento cosquillas en todo el cuerpo.

—¿Qué ocurrió con Belanger? —es una de mis mayores preocupaciones.

—Está detenido por intento de homicidio—entrelaza nuestras manos—Quiero pedirte disculpas, llegué tarde, te lastimó, si estás enojada lo entenderé. Ahora estás en una camilla, y estuviste inconsciente por dos días, tengo algo de culpa por no haber hecho algo inmediatamente , enserio lo lamento amor—su voz tiembla al decir cada una de esas palabras.

Acuno su rostro en mis manos—Ey, no es tu culpa, hiciste lo correcto, si hubieras actuado impulsivamente, estaríamos ambos lastimados, actuaste con una buena estrategia, no tuvo escape y ahora está detenido. Al fin soy libre, no hay más Belanger, y todo es gracias a ti, me salvaste tantas veces que jamás terminaría de agradecerte Dickens.

—Me regresaron la licencia, empezaré a trabajar  mañana, se descubrió la verdad, jamás conduje borracho, jamás lastimaria a nadie.

—No tienes que aclararlo, lo tengo demasiado claro, eres un hombre maravilloso, por eso me enamoré de ti, por eso cambiaste todo en mí—lo acerco para besarlo...

—Eli!! Despertaste!!—Amira interrumpe el acercamiento. Saca a Dickens de mi lado y me abraza—Dios que susto me diste mujer.

—Asshhh enserio!? —reclama.

—Gracias por preocuparte, ¿Cómo estás tú? —han pasado algunos días, pero no creo que la muerte de un bebé se superé con facilidad.

—Mejor, estoy saliendo con el doctor Mark, estoy tan feliz por eso—Vaya noticia —He llorado bastante por mi bebé, pero me gusta pensar que ahora es un ángel, esa idea me consuela.

—Espero no estés ayudando a ese enfermo a congeniar con Eliana.

—Eithan no seas estúpido, yo soy la fan number one de ustedes, aunque sigo pensando que Eliana merece algo mejor—bromea con él, Dickens pone los ojos en blanco ignorandola—Solo estoy esperando que ya se casen.

—¿Qué?! —ambos hablamos al unísono.


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—Eres un idiota Dickens!! —le grito.

—Yo idiota?! Debes estar bromeando Sandoval.

—¿Te parece muy normal haberle partido la nariz a Caleb?! .

—Se lo merecía, joder lo he aguantado de más, el muy idiota te vino a ver aquí, a NUESTRO LUGAR, y te besó Eliana, te besó en mi cara!!!. Si te hubiera venido solo a visitar, te juro que lo hubiera aceptado, ¿Pero besarte?!.

—Acepto que no estuvo bien, pero recurríste a la violencia y sabes que detesto eso.

—No reacciono así nunca Eliana, pero saliste del hospital hace dos semanas y el muy capullo no te deja en paz, si no entiende las palabras...

—¿Recurres a los golpes?!—me siento en la cama rendida por esta discusión—¿No crees que puedo ponerlo en su lugar por mi cuenta?! No te has dado cuenta que también lo alejé, joder Dickens, ¿No eres tú el que me hace el amor todos los días?, Su beso ni siquiera causó algo en mi.

—Pero en mi sí, me hirvió la sangra cuando lo vi besandote a la fuerza, ni siquiera se alejó cuando se lo pediste, eso demuestra que no es alguien confiable, quería forzarte a algo y eso bastó para que me cegara por completo.

—Lo tenía manejado—murmuro, aunque claro que no le tenía manejado. Caleb quería tenerme sin importarle mis palabras.

—Claro que no—parece que lee mis pensamientos.

—Asshhh eres imposible Dickens.

Se aproxima a mí dirección colocándose de rodillas frente a mí, acaricia mis muzlos haciendo que todo mi cuerpo reaccione.
Verlo nuevamente en su uniforme me prende un poco, bueno mucho, se ve jodidamente sexi, el uniforme le ciñe a la perfección los músculos.

—Te amo—susurra con miedo de mi reacción.

Aquella palabra, pronunciada con tanta delicadeza y tanta importancia me hace sentir de todo.

—Te amo—le digo con seguridad, jamás había sentido tanto esa palabra.

Lo acerco para atrapar sus labios, el no duda en reaccionar y corresponder de la misma manera, intensa, afectiva, cariñosa, un beso que demuestra a la claridad la palabra "amor".

—Eliana—me llama haciendo que aleje nuestras bocas para prestarle la mayor atención—No te lo dije pero tomé un curso de repostería, te gustan los dulces... y pensé en hacerlos para ti—sonrío al imaginarme aquello, Dickens cocinando pastelitos con el fin de regalarmelos, vaya que me encanta.
—Por eso me desaparecía algunas tardes, tomaba el  curso con algunas abuelitas, peor valió la pena—se levanta y va en busca de una caja que parece haberla escondido en la cocina.

Me la entrega con una sonrisa tímida—Las hice hoy en la mañana—abro felizmente la pequeña caja roja, el olor a chocolate inunda mi olfato—Quizás no estén muy buenas pero...

Me levanto para rodearlo con mi brazos—Jamás pensé ver a un oficial de policía en un curso de cocina con abuelitas, vaya que quisiera una foto para enmarcala—me presiona a su cuerpo—Enserio te amo, eres tan cursi que me enoja, eres todo lo que siempre imaginé cuando pensaba en el 'amor de mi vida', buen hombre, amoroso, atractivo, un dios en al cama, joder Dickens, eres ese sueño que siempre vi como irreal.

—¿Dices que soy el amor de tu vida? —la ilusión en su voz me enternece.

—Lo eres Oficial.

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