Regalo → 🎀

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Zero se encontraba totalmente abatido mientras se sentaba fuera de la oficina del director. Se había metida en problemas y su padre había sido citado para hablar sobre ese tema en particular. Estaba tan frito.

No tendrá piedad de mí. Estaré encerrado en mi habitación hasta que cumpla los treinta años, tendré que despedirme de mi juventud, de mi vida social y teléfono....

¡Ay, dios!

Pensaba el pobre todo nervioso mordiendo su labio inferior. Su rostro estaba cubierto de moretones y manchado de sangre, la parte superior de su camisa también se encontraba manchada de sangre, sus puños tenían pequeñas lastimaduras.

Si. Se había metido en una pelea con un compañero de clases en el patio de la escuela, dicho compañero se encontraba en la oficina del director siendo regañado por esté. Los llamaba de a uno, la regañada que le dio a Zero casi lo hace llorar.

Sin embargo, realmente no se arrepentía pues pensó que Hajun se lo merecía por ser un idiota desagradable. El tipo había estado dele de molestar a Zero durante todo el día.

Extraño. Los dos no solían hablarse ni para pedir prestado un lápiz, ni siquiera cuando Hajun comenzó a salir con Beelzebub (mejor amigo de Zero) se hablaron. Sin embargo, quizás ese fue el problema.

Beelzebub.

Recientemente, Beelzebub había terminado con el más alto "Un brócoli con sombrero y un pote de helado tienen más química que nosotros, bay bay" para irse con Hades. Probablemente, Hajun solo se estaba desquitando con Zero por ser lo más cercano (Beelzebub iba a otro curso).

Escucho unos pasos e inmediatamente se puso a rezar. Seguro es papá. Pensó sin atreverse a girar la cabeza, de hecho, la agachó mientras juntaba sus manitas. Sus ojitos se llenaron de lágrimas y en eso, recordó el consejo que le dio Beelzebub.

"Cuando tu padre se enoje llora, se le ablandara el corazón"

Claro, su padre era un hombre estricto, sin embargo, se volvía suave cuando veía a su hijo llorar. Pero, no siempre funcionaba y teniendo en cuenta la situación....

"Zero-Chan...."

"¡Ay, gracias a dios!" el alivio inundó su pecho cuando escuchó la voz de su novio, inmediatamente se puso de pie para rodearlo con sus brazos. "Creí que eras mi papá" explicó sumamente agotado.

El peli-rosa ni se inmutó por el repentino abrazo, colocó una mano sobre la cabeza albina. "Pobrecito. Estas todo machucado" murmuró con un semblante preocupado.

"Ugh, lo sé"

Zero se fue separando del abrazo mientras los dos tomaban asiento. Una pequeña mueca se formó en el rostro del peli-rosa cuando pudo ver mejor la carita del albino, sacó un pañuelo de su bolsillo para después lamerlo cosa de humedecerlo.

El pequeño albino miró con curiosidad al peli-rosa pues era extraño que estuviera aquí. "¿Uh, qué haces aquí, cariño?"

"Oí unos rumores y bueno..." se encogió de hombros mientras pasaba el pañuelito por debajo de la nariz contraria, limpiando la sangre seca con cuidado.

"Ay" pronunció en voz baja el albino mientras cerraba un ojito. El pañuelo había rozado un punto doloroso; su nariz.

El peli-rosa le lanzó una mirada de disculpa por eso. "Entonces ¿Quién ganó?" pregunto tras un segundo, pese su preocupación, se sentía curioso por el resultado.

"Ehhhh" desvió la mirada para todos lados hasta que finalmente se detuvo en Buda, quien había arqueado una ceja. "Gane"

El peli-rosa parecía escéptico "¿De verdad?"

El pobre albino comenzó a sudar de los nervios "Si, eh, hice un movimiento increíble, entonces, gané"

"¿Qué movimiento?" presionó con una mirada poco impresionada mientras lamía la parte limpia del pañuelo para después pasarlo sobre la barbilla del albino.

"Uhhh"

El pañuelo sobre su barbilla incomodaba, por esa razón no podía pensar en una mentira. Claro, no ayudaba que fuera un pésimo mentiroso. "Uh, mi cara le dio una golpiza a su puño"

Definitivamente no ayudaba.

"Oh, eso se oye increíble" replicó de forma sarcástica haciendo que el albino le lanzará una mirada de cachorro.

El peli-rosa frunció el ceño, soltó un suspiro mientras apartaba el pañuelo. "Ojalá hubiera estado ahí" murmuró para si mismo, sintiéndose mal por no estar presente para ayudar a su novio.

"Esta bien, cariño. Hajun también la paso fatal"  colocó una mano en el brazo del peli-rosa mientras una bonita sonrisa consoladora se formaba en su rostro. El labio de Buda se curvo en una leve sonrisa.

Entonces, el albino soltó un suspiro frustrado mientras apretaba sus pequeños puños con fuerza. "Pero si no fuera por ese profesor" soltó un pequeño gruñido "Yo hubiera podido recuperar la ventaja si no fuera porque apareció y detuvo la pelea"  se quejó refunfuñando cruzado de brazos.

Puede que Zero sea chiquito, pero sabía como defenderse en una pelea. Hajun había logrado derribarlo, sin embargo, el albino estaba listo para atacar cuando de pronto apareció el profesor.

Buda sonrió de lado por un segundo para después morder su labio inferior. Notaba lo abatido que se sentía su novio, ciertamente quería levantarle el ánimo.

Lo pensó por varios segundos hasta que finalmente se le prendió el foco. Se inclino hasta que sus labios depositaron un beso en la mejilla del pequeño albino.

El pequeño Zero se quejó pues le habían dado un beso justo en el moretón. El peli-rosa se separó con una risita de disculpa. "Lo siento"

Sin embargo, la atención de Zero cayó en su muñeca donde el peli-rosa había colocado una linda pulsera de goma; de color blanco con pequeños conejitos rosas en fila.

Los ojitos de Zero se abrieron maravillados, en reconocimiento. Hace una semana, Buda se había comprado la pulsera y el pequeño albino se enamoró completamente de esta.

"¿Para mí? ¿Me lo estas dando?" pregunto en un tono conmovido, colocando su mano sobre su pecho mientras le lanzaba una mirada llena de ilusión. 

Una sonrisita burlona se deslizó por su rostro "¿Qué otra razón tendría para poner la pulsera en tu muñeca?" bromeó. "Tómalo  como un premio por dejar fatal a ese tonto, Zero-Chan" le guiño el ojo.

"Por favor, detente o me harás llorar" pidió el pequeño Zero mientras gruesas lágrimas resbalaban por sus mejillas.

"Eh, creo que es tarde para eso" replicó mientras una gotita resbalaba por su cien.

"¡WAAAAH LO SÉ!" Sollozo mientras se lanzaba a los brazos del peli-rosa. Las lágrimas no solo eran por la pulsera o por sentirse apremiado, también era una forma de desahogarse por todo lo sucedido. El peli-rosa lo rodeo con sus brazos, una mano acariciando la cabeza albina.

Durante las siguientes horas, el pequeño Zero se tomó mucho mejor el castigo y la regañada que le cayó pues encontró consuelo en el pequeño regalo de Buda.

La pulsera de goma blanca.

Week ➝ Shafuku ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora