Prefacio

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Frío...

La brisa nocturna se cuela por mi ventana, helando y congelando mi piel. Tengo tanto frío, sentado en un rincón de mi habitación.

Miedo...

Se me estremece todo el cuerpo, de solo pensar en que vendrá en cualquier momento. Siento tanto miedo.

Ansiedad...

Estoy esclavizado a la incertidumbre de no saber qué pasará, no sé cuándo vendrá, si no volvera, si vendrá por mí.

Han pasado tres días desde la última vez que la vi, 72 horas han pasado desde que se fue; 72 horas en las cuales no he salido de mi habitación, 72 horas... sin poder moverme de éste rincón. No siento nada, no tengo hambre, sueño, nada. No estoy cansado; llevo tres días sin haber ingerido nada, ni siquiera agua, y no me siento mal, me siento...... normal.

Puedo ver por la ventana de mi habitación como pasa el día. Cuando amanece, con el sol saliente en el alba; como se hace de noche, con la luna brillando tan plateada como siempre.

Se ha ido como lo que es, una sombra, un fantasma, oscuridad. No he podido dejar de pensar en aquella frase que dejo en el aire antes de irse...

No volveré... hasta que sepas valorar mi presencia...

Esas palabras por muy insignificantes que fueran, no dejan de dar vueltas en mi cabeza. Y no es la oración en sí, lo que me inquieta; si no quien las decía, y el peso que imprimía en esas palabras al pronunciarlas. Porque... no entiendo a qué se refería, como aprender, que tengo que saber.

Como podría yo; valorar la presencia de La Muerte.

DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora