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Encuentro

Sí, es ella; esta parada en medio del pasillo extrañamente solitario minado con un aire tranquilo pero a la vez sombriamente inquietante, vivo y al mismo tiempo muerto. Su mirada penetrante esta fija en mí observándo con atención cada uno de mis movimientos. Escudriña cada parte de mí monitoriándo hasta mi respiración, aparto la mirada puesto que no soy capaz de soportar el peso de la suya, así que aprovecho para detallarla rápidamente, trae una chaqueta de gamuza que le llega un poco más abajo de la rodilla, entalla unos pantalones ajustados junto con un jersey cuello alto, y para completar el atiendo un par de botas -tiene un muy buen gusto a mi parecer- trae el cabello recogido hacia atrás permitiendo que se vea su rostro , debo de admitir que es hermosa, muy hermosa; bajo la mirada al suelo antes de que me pille. Después de un rato escucho unos pasos alejándose por él pasillo en dirección contraria y quiero creer que se ha ido pero sigo sintiendo su presencia, no sé cómo pero sé que sigue ahí.

Estoy angustiado con un estrés y una sensación extraña creciente en mi interior, me siento incomodo, perturbado y hasta algo temeroso; sí, tengo miedo, tengo miedo de la hermosa chica del otro lado del pasillo su presencia y apariciones repentinas me están inquietando, no sé quién es ni qué quiere pero no soy tonto como para creer que es mera coincidencia encontrarla en todas partes; primero, momentos antes de que Nick fuera atropellada, luego en la ambulancia, después mientras esperaba en el pasillo alguna información sobre Nick y ahora aquí, no sé si es que me estoy volviendo paranoico pero esto es bastante extraño.

En este punto de mi vida soy una persona adulta y madura que ya no se avergüenza de sus miedos y temores -cabe destacar que le temo a todo todito todo lo que desconozco- pero eso no tiene importancia  alguna si tienes la valentía de enfrentar los miedos, pero obviamente yo soy un cobarde total, yo soy de esas personas a las que le tienes que ayudar a matar una cucaracha en el baño porque de lo contrario no me voy a bañar. De alguna manera mistica y celestial mi cobardía desapareció siendo sustituida por una inmensa necesidad de girarme y verla de nuevo -si amigos míos, yo también me pregunto de donde salió el valor- sin saber muy bien lo que hago giro mi cabeza en su dirección, confirmando el hecho de que sigue allí en la misma posición.

De un momento a otro todo el ambiente cambia radicalmente, se aligera, fuera de preocupación o misterio, su mirada ya no es pesada ni penetrante, y no es que allá dejado de mirarme -quedo atrapada por mi gran belleza *guiño guiño*- pero la sensación de sus ojos sobre mi a cambiado y ya no me cuesta sostenerle la mirada. Todo este cambio de panorama trae consigo mi relajación y tranquilidad, todo la tensión, miedo e incomodidad en mi cuerpo desaparecen tan rápido como llegaron, no se cómo explicarlo pero su mirada me transmite paz.

Comienza a avanzar a paso lento en mi dirección sin dejar que se rompa el contacto visual ni por un segundo -debo admitir que tiene unos ojos muy bonitos- lleva las manos en los bolsillos de la chaqueta mientras camina, ya á recorrido unas cuantas puertas cuando se detiene abruptamente frente a una, desvía su atención de mi por primera vez desde que empezó a acercarse y la pone sobre la puerta. E tardado unos cuantos segundos en darme cuenta de que habitación se trata, ésta parada frente a una habitación a seis puertas de distancia de donde me encuentro, habitación 026, la habitación de Nick.

Con su atención fija en la puerta se le forma una pequeña sonrisa en el rostro y asiente con la cabeza una vez luego dice algo por lo bajo que por la distancia no logró oír. Se gira hacia mí sin borrar la pequeña sonrisa de su rostro y reanuda su caminata.

Sus pasos son lentos, calculados y seguros, pero a la vez son relajadamente despreocupados, me impresiona a mí mismo la tranquilidad que é adoptado, conservo un poco de inquietud pero nada más. Por un momento me da la impresión de que va a pasar de largo y va seguir por el pasillo como si nada, que nuestro encuentro de miradas no fue más que un gesto amable, perturbador pero amable; la emoción me dura poco porque se sienta a mi lado izquierdo, dejando una silla de distancia entre nosotros.

DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora