1. Del cómo nació nuestra canción, Wen.

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🎸 G A B R I E L  🎸

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🎸 G A B R I E L 🎸

—He vuelto.

Suspiré mientras miraba por la ventana el mar de nubes que se alzaban entre nosotros.

No era muy fan de los viajes de avión, pero sí solía disfrutar de la vista y la sensación de estar flotando en el cielo. Era tan solo un niño cuando volé por primera vez, en ese entonces, no pude apreciar bien el viaje ni despedirme de la ciudad donde nací y crecí. Entre lágrimas y con mi madre jalando de mi brazo con fuerza, abandoné mi vida ahí. Recuerdo que lo último que vi fueron las luces tililantes que brillaban en la oscuridad nocturna.

Ahora, quince años después, estaba de regreso. 

Revisé la hora en mi reloj de muñeca, ya era medio día. Aun así, ese día la ciudad de Santa Cruz se encontraba oculta bajo nubes negras que amenazaban a sus ciudadanos con fuertes lluvias, propias de la temporada de enero.

Cuánto más nos acercábamos, algún que otro edificio se dejaba entrever junto al movimiento de mi ciudad natal. Desde tan arriba, las casas y los autos que transitaban por rutina se veían como hormigas. Intenté distinguir alguna zona conocida, pero me había perdido por tanto tiempo, que ningún recuerdo saltaba a mi mente. Pero no importaba, no tenía planes de quedarme, solo sería un mes y después regresaría a España.

De solo pensar en volver, torcí los labios. No quería saber nada de la banda o los chicos. Ni mucho menos del maldito álbum que solo me había tocado los cojones los últimos meses.

«Es solo una canción de amor para San Valentín, Biel...».

Las palabras de Mario aún rondaban por mi cabeza. Estaba furioso y él lo sabía, por lo que solo accedió a dejarme partir si volvía con la letra y partitura del nuevo sencillo. Tuve que prometérselo a regañadientes, era el único que no tenía nada listo y no me dejaría partir sin antes jurarle que lo tendría antes de San Valentín. Esta vez, todos teníamos que aportar en el álbum que lanzaríamos en febrero. El solo escuchar el tema me revolvía el estómago: Del amor y otros nombres. «Menuda puta mierda», farfullé para mí.

¿Cómo pensaban él y los demás, que yo podría escribir una canción romántica sin que vomitara en ella o me partiera el puto cerebro buscando sentir notas que no me saldrían por más cursi me pusiera? No era lo mío. Desde ya, el amor para mí era una payasada, escribir sobre él... era otro chiste, uno muy malo.

Señores pasajeros, sean bienvenidos al aeropuerto Viru Viru. Por favor, permanezcan sentados y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que...

Dejé de escuchar en el momento en que empecé a sentir las sacudidas del avión, ya íbamos a descender. Me asomé por la ventana para poco a poco ir vislumbrando la pista de aterrizaje, líneas blancas se dejaban ver cada vez más cerca.

Un poco más y ya habría llegado. Estiré mis brazos y bostecé, el viaje se sintió más largo de lo que creí. Me acomodé las gafas que empezaban a caer por mi nariz debido a la mala posición en la que me encontraba. Mis piernas estaban adormecidas.

Corazones incompatibles | ONC2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora