Jeon Jungkook reside en un pequeño pueblo donde el empleo escasea y solo unos pocos disfrutan del privilegio de una vida cómoda. Tras el fallecimiento de su padre en un accidente de fábrica, su madre cae en la locura absoluta.
La esperanza ilumina s...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
♡
A la mañana siguiente, Jungkook abrió sus ojos, sintiéndose notablemente renovado, como si un gran peso se hubiera quitado de sus hombros.
Curiosamente, por primera vez logró tener un sueño tranquilo libre de pesadillas, e incluso su cuerpo dejó de sentirse adolorido.
Adormilado, miró a su alrededor, disfrutando de lo cómoda que se sentía la cama en ese momento. Era tan suave y blanda que inconscientemente se acurrucó más dentro del gran cobertor, apreciando la calidad que este le otorgaba y estaba dispuesto a dormir de nuevo, a no ser porque se percató de la situación que le rodeaba.
Se sentó alarmado en la cama, observando de forma frenética la superficie suave donde dormía pacíficamente. Esa no era su cama, claramente. Frunció el ceño, tratando de recordar lo que había ocurrido el día anterior y por qué ahora su colchón de resortes había evolucionado.
Antes de que su cabeza se llenara de dudas, una suave y serena voz provino desde la ventana de su habitación. — Buenos días, realmente pensé que jamás ibas a despertar. Tranquilo, disfruta de la cama, no hay prisa.
Jungkook giró su mirada a la persona cerca de la ventana. Esta lucía bastante elegante, con un traje blanco de cola y preciosas joyas de oro y plata que colgaban como medallas que resaltaban bajo los cálidos rayos del sol.
Observó el hermoso rostro frente a él, con piel tan blanca como la nieve, labios rosados como una preciosa rosa roja y ojos violetas que resaltaban, junto con un impecable cabello negro del que emergían dos cuernos de ciervo majestuosos.
El «hada» enfrente de él parecía irreal, aunque su belleza desprendía de alguna manera un aire frío y distante.
Jungkook quedó notablemente impactado y con un suspiro, apartó la mirada de la persona, percatándose así finalmente de una pequeña mesa redonda al lado de la ventana. El chico hermoso estaba tomando el té de manera elegante. «¿De dónde salieron la cama, la silla y la mesa? Parecen realmente caras».
Después de observar a la hermosa criatura que tomaba el té, Jungkook se sintió endeudado. «¿De dónde salieron todas estas cosas?»
Jungkook aclaró su garganta y frotó sus ojos. — Buenos días… Uh… ¿Jimin? — Murmuró el nombre con suavidad, recordando la noche anterior antes de dormirse.
Jimin dejó su taza de té caliente a un lado. — ¿Dormiste bien?
Jungkook, avergonzado, asintió y cuestionó — ¿De dónde sacó todo esto?
Jimin se levantó de su silla. En un chasquido, la silla y la mesa desaparecieron como si jamás hubiesen existido. — Te lo dije, puedes considerarme como tu hada mágica.
