Capitulo 05: No tan ordinario

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Transcurrieron las horas y el sol finalmente resurgió, marcando el comienzo de un nuevo día; no obstante, en aquella sombría habitación, un joven permanecía con la mirada fatigada y fija en la puerta.

Jungkook no abandonó la cama en ningún momento, ni siquiera cerró los ojos para descansar, lo que provocó un dolor de cabeza y entumecimiento en sus piernas por la constante posición. A pesar del agotamiento extremo y el malestar físico, permanecía en alerta constante, observando la puerta sin pestañear, en busca de algún indicio de apertura o sonido tras ella.

Su garganta se volvía seca, al igual que sus ojos, pero no se atrevía a salir, temiendo que la mujer estuviera al otro lado con malas intenciones.

Después de algunas horas, el sol alcanzó su punto más alto, y su cuerpo y mente reaccionaron finalmente. Los párpados se sentían tan pesados como una roca debido a las intensas emociones de la noche anterior, llevando a que terminara colapsando sobre la cama.

Al despertar, el atardecer teñía el cielo de tonos pastel. Con la mente más clara, Jungkook miró a su alrededor con inquietud. No sentía el deseo de salir, ni siquiera por comida, ya que esa habitación era su refugio. Se acurrucó contra la almohada, perdido ante la ventana, tan mentalmente agotado que solo quería llorar sin parar.

Pasó horas mirando hacia la ventana, ahora el cielo se iluminaba con luces brillantes. Se sentó en la cama, y motivado por sus necesidades humanas, decidió levantarse para buscar algo para comer.

Con valentía, se dirigió despacio hacia la puerta, abriéndola lentamente para no alertar a quien estuviera afuera. Encendió la vela, descendió las escaleras con cuidado como un gato y entró a la cocina. Dejó la vela a un lado mientras buscaba pan para saciar su hambre ansiosa.

Milagrosamente, halló leche y pan en el refrigerador. Tomó ambas cosas con su mano funcional, apagó la vela y caminó a oscuras hacia su habitación. Subió las escaleras discretamente, notando una luz tenue debajo de la puerta al final del pasillo; supuso que su madre había encendido una vela.

Con tranquilidad, entró y cerró con seguro. Se sentó en la cama, dejó el vaso de leche a un lado, dio un mordisco al pan en la oscuridad, encendió la vela de la habitación y continuó comiendo mientras admiraba el cielo estrellado.

A pesar de todo, la persistente soledad solo crecía en su corazón.

Al finalizar el pan y la leche, se aproximó a su bolso en busca de algunas monedas. Frunció los labios al percatarse de que solo contaba con unas cuantas monedas, las cuales a duras penas alcanzarían para una o dos latas de comida. Guardó las monedas tratando de no estresarse.

Con pesadez, se levantó de la cama y se encaminó al baño sosteniendo la vela. Limpió el espejo del baño y se observó en él, notando las marcas de dedos pintadas sobre su cuello, que después de unas horas se tornaron moradas sobre la pálida piel, dándole un aspecto doloroso y lamentable. Abrió el mueble bajo el lavabo, agarrando una pomada y una venda.

𝚃𝙷𝙴 𝙱𝙾𝚈 𝙰𝙽𝙳 𝙷𝙸𝚂 𝙼𝙰𝙶𝙸𝙲𝙰𝙻 𝙲𝙰𝚃  | ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora