Jeon Jungkook reside en un pequeño pueblo donde el empleo escasea y solo unos pocos disfrutan del privilegio de una vida cómoda. Tras el fallecimiento de su padre en un accidente de fábrica, su madre cae en la locura absoluta.
La esperanza ilumina s...
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Jungkook se encerró rápidamente en su habitación, asegurándola al cerrarla.
Realmente no tenía ganas de convivir con aquella mujer enloquecida en ese momento. Solo con su mirada había sentido la necesidad de salir corriendo sin mirar atrás.
Suspirando con pesar, arrojó su bolso suavemente sobre la cama y encendió una pequeña vela en su escritorio; hace unos días les habían cortado la luz por no pagar a tiempo y en ese momento, Jungkook no sabía cuándo recibiría algún pago o suficiente dinero para ponerse al corriente, así que por un buen tiempo dependería de esas velas viejas.
Jungkook se dejó caer en su cama, escuchando el crujir de los resortes. Lo que años atrás suponía ser una cama comoda se había convertido en un colchón viejo con resortes incómodos que se incrustaban en su espalda, causándole dolores insufribles al día siguiente.
Agarró su almohada con fuerza, observando tristemente el fuego de la vela y sintiendo una increíble soledad. A veces le gustaría tener algún amigo solo para distraerse o sentirse acompañado, pero ¿cómo desear algo que jamás ha tenido? ¿Qué es un amigo? ¿Podría Hyo-ri ser su amiga? No, para él, Hyo-ri era como su hermana mayor.
Jugó con los bordes de la almohada y, abrumado por sus pensamientos deprimentes, no pudo evitar que pequeñas lágrimas brotaran de sus ojos, rodando por sus sonrosadas mejillas y con tristeza se cuestionó:
«¿Por qué se sentía tan triste? Se había acostumbrado a estar solo siempre, ¿entonces por qué le dolía el pecho al ver a todos siendo felices?»
Su pecho ardió y abrazó con más fuerza su almohada, tratando de callar sus sollozos incontenibles.
¿Por qué su vida era tan gris? Siempre que veía a las familias del pueblo siendo felices, sentía la envidia abarcar su corazón. Quería amigos, quería tener una familia, quería ser feliz. Sin embargo, había comprendido hace mucho que eso no sería posible.
Tal vez debería dejar de intentar tener algo que no es para él.
Solo quería dormir y dormir, porque a veces sus sueños eran más hermosos, pero al final, seguían siendo eso, sueños.
De tanto llorar, en algún punto sus ojos se cerraron, cansaron sucumbiendo al sueño.
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