𝐕𝐈𝐈𝐈. 𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐢𝐠𝐧𝐨𝐫𝐞𝐬

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No ignorarse fue mucho pedir

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No ignorarse fue mucho pedir.

Un par de semanas y la alegría decembrina se alzó por los muros de la mansión, era maravilloso cómo todos parecían estar enajenados a lo que acontecía en la tercera habitación de la planta más alta.

Lo positivo se tornó grisáceo cuando se dio cuenta de que no había nada que celebrar o por lo cual estar orgulloso.

Link siempre supo que algo estaba mal y jamás se imaginó lo jodidas que estaban las cosas.

Era otra maldita noche más, solo que sin luciérnagas, sin el viento acariciando su rostro, sin nada que lo conectara con la naturaleza, que lo dañara físicamente o que le causase malestares prescindibles en una semana de distancia.

Volvió a recordar, como lo hacía gustoso en el ocio, a aquellos que le habían deseado el éxito antes de acudir al llamado misterioso de una invitación. Sonreiría, de no ser porque sus ánimos son carentes y porque probablemente los está decepcionando sin que lo sepan. Una segunda vez, afines y tristemente tan iguales.

Poco después de haberse enterado, Teba se ofreció a instruirlo en el arco donde la zona de tiro en la Aldea Orni, para que así practicase todo lo que quisiera y llegara preparado; por otro lado, el príncipe Sidon le otorgó consejos reconfortantes para socializar con todos los posibles asistentes, el chico soltó una gran carcajada al darse cuenta de que era lo único útil que podía brindarle; la matriarca Riju le hizo llegar una caravana con comida para el viaje, además de una carta con los mejores deseos del mundo; en Ciudad Goron, Yunobo le compartió las debilidades de los goron, si es que llegaba a ver uno en tal sitio, uno como él, claro; donde Necluda, Apaya le brindó un abrazo cálido y le regaló una pluma fuente y tinta para seguir practicando su escritura mientras estuviese lejos; por último, Zelda le dio un gran discurso acerca de la unión y lo increíble de visitar una tierra más allá de montañas y un castillo con paredes de medio ladrillo, le hizo prometer traer anécdotas, fotos de anomalías o personas diversas cuando volviera...

Si supieran.

Esas personas habían puesto su fe en Link nuevamente, en un simple hatelio que de héroe solo quedaban las sílabas que conformaban la palabra por sí sola.

Un mar de confusión, de emociones y de sensaciones nuevas.

Pit y su hermano eran más diestros con el arco que él, el capitán fue el único (junto a Luminary) con quien había entablado una conversación amena y sin carraspeos de incomodidad, las frutas aislantes y las sandías desaparecieron durante noches primerizas de ansiedad y melancolía, notar los puntos débiles en los demás siempre lo llevaban a los suyos, la escritura no había prosperado más que dos tristes páginas y no había sacado la tableta más que para verla y mostrarle al alado algunas cosas.

Una serie de disculpas, de expectativas volviendo a ser incumplidas, de perdones repartidos en la brillantez del llanto que salía salado de sus lagrimales.

𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐆𝐨 𝐃𝐚𝐫𝐤 || 𝐏𝐢𝐧𝐤 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora