꒦꒷꒦ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ ✦˖ ᴛᴏᴋʏᴏ ʀᴇᴠᴇɴɢᴇʀꜱ ˖ ࣪✦꒦꒷꒦

𝔬𝔟𝔰𝔢𝔰𝔦𝔬𝔫𝔞𝔡𝔬 | • 𝔎𝔦𝔰𝔞𝔨𝔦 𝔗𝔢𝔱𝔱𝔞 •

Las manos del moreno se deslizaban por su cintura bailando al compás de aquella canción mientras cantaba le cantaba al oído su sensual voz la hipnotizaba.

Sus caderas se rozaban contra su pelvis, las caderas de la morena se movían sensualmente tentando a al chico.

Desde aquel día, decidió seguirla... Se había obsesionado.

Kisaki se había obsesionado una vez más.

La pelinegra era una mujer prohibida, ella tenía su nidito de amor en cambió al de lentes le consumía la rabia.

Su sonrisa boba aparecía cada vez que la veía desde lo más oscuro de los callejones, observa su cuerpo moverse al compás de su caminar.

Se la comía con la mirada.

Comenzó a enviarle flores, conseguí su número de celular... La acechaba sin dudar.

La pelinegra entro en pánico al saber que alguien podría hacerle algo.

— si no eres mía, no serás de nadie —

La pelinegra se vio obligada a terminar con su novio, Kisaki salió victorioso había conseguido a su nueva víctima.

T/n, tan inocente y dulce.

O al menos eso creía el moreno.

Sus ojos azules se concentraban en observarla descaradamente, un traje de Chanel se tallaba perfectamente en la figura de la muchacha.

Desde que ella se dió cuenta que todo lo podía tener de manera fácil no se aparto del lado de aquel chico, aún así se enamoro de aquel hombre caballeroso y dulce.

En cambio la obsesión de Kisaki creció.

La follaba todas las noches hasta dejarla llena de el, sin poder concebir, molesto creyendo que ella era la del problema la golpeó.

— dime COMO MIERDA PODREMOS TENER UNA FAMILIA, UNA RAZÓN PARA AMARRARTE A MI  —

— no es necesario una familia — abrazaba su cuerpo en posición fetal en la orilla de la cama.

Un mes paso, los chequeos médicos no faltaron pero todo parecía estar bien con ella.

— ¿Y si eres tú? — pregunto con temor.

— ¿¡Yo!? ¿Crees que yo soy el maldito que no puede concebir? —

Las peleas por aquello se volvieron constantes, Kisaki decidió hacerse exámenes.

Y bueno, la pelinegra tenía razón.

Aún así, las noches en dónde Kisaki solía reclamarla como su mujer no faltaban, ella no se negaba nada por miedo al contrario... A ella encantaba sentir a Kisaki.

Los meses pasaron hasta que un día simplemente se dió.

— Kisaki — la pelinegra le mostró los papeles.

El acomodo sus lentes para leer detenidamente y analizar bien, su mirada no mostraba ninguna emoción... Ella creía que eso lo pondría feliz.

Por qué al final si se enamoro de aquel mounstro.

— ¿Que es esto? —