Como ordene, su majestad

La familia real

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Kiriam disfrutaba de un delicioso platillo, era un postre agridulce, regalo de su abuelo. Sus miedos desaparecieron al ver la gran sonrisa de su abuelo al mirarla, se sentía cómoda sentada en sus piernas, moviendo su cola alegremente. Era un alfa así que emitía un olor bastante agradable, era como Cedro, Sándalo y limón. Su cuerpo se sentía muy relajado, el aroma de su abuelo y calor que emanaba le daban sueño.

– no te duermas, mi pequeña, tienes que conocer tu futuro reino – el Rey movió ligeramente el hombro de la menor, pero ya era algo tarde, Kiriam se había quedado dormida en sus brazos –

– es una niña hermosa, ¿no lo cree, padre? – el menor acomodo uno de los ondeados cabellos que cubría el rostro de la niña –

– es bellísima, y su aroma – inhalo – es tan dulce... es parecido al de tu madre –

– son muy parecidas, ambas tienen los ojos grandes, pero algo alargados como una gatita, el cabello ondeado, su aroma y su presencia –

– ¿crees que sea posible que tu madre regrese? usaron unas esferas para revivirnos, podrían traerla de vuelta –

– eso espero, el Kamisama de la Tierra nos dijo que existían ciertas limitaciones con los deseos –

– mi reina estaría feliz de conocer a su nieta, siempre estuvo orgullosa de que ustedes dos heredarán su inteligencia y belleza; ahora mi nieta es idéntica a ella, eso la haría tan feliz – su mirada oscureció, extrañaba de verdad a su compañera, su reina.

– apuesto que si, padre – colocó su mano en el hombro de su padre, todo el reino extrañaba a Elaysa, la reina eterna de los saiyajin

Los dos siguieron conversando sobre su familia, Vegeta si que tardaba en cambiarse, siempre fue una mala costumbre, después de todo era un príncipe vanidoso.

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En el pueblo saiyajin permanecía esa aura de alegría, todos estaban felices de volver a la vida. Goku junto a su hijo y Bulma fueron a buscar a Turles o Raditz, estaban perdidos.

– ¡Kakaroto! – escucho la voz de una mujer a sus espaldas

La dama de baja estatura estaba acompañada de Raditz y un hombre muy parecido a Goku, pero con el ceño fruncido y una cicatriz en su mejilla izquierda. Sus ojos se llenaron de lágrimas y corrió a abrazarlo, siempre había sido sumamente sensible.

– Hijo mío, eres tú, ¡por fin, regresaste! –

– ¿mamá? – Goku estaba aun confundido, pero correspondió al tacto

– si, mi pequeño, yo soy tu madre – acarició su mejilla – se que no me recuerdas del todo, lo importante es que están con nosotros –

– gracias por esperar por mi... madre – había practicado decir eso en su idioma natal; para su suerte no hablaba bien pero entendía todo lo que le decían

– hijo – Bardock se acerco – es bueno saber que estás de vuelta – solo dijo eso y colocó una mano en su hombro –

– es bueno volver a casa, tengo que presentarles a alguien – volteo a mirar a sus acompañantes – Gohan, ven –

Goku presentó a su hijo, aunque el menor logró comunicarse más debido al gran dominio del lenguaje saiyajin, todo gracias a Kiriam. Bulma también se presentó, Turles se encontró con ellos y presentaron al resto de su familia. Alrededor de una hora había pasado y la familia real aún no se presentaba, el pueblo estaba ansioso de verlos. Sobre todo el saiyajin criado en la Tierra, quería sentir el delicioso aroma de su novio.