Prologo

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—Soledad—

Aquí tienes las correcciones ortográficas:

Desde que recuerda, siempre estuvo sola; su madre estaba junto a ella, pero los demás no la querían. Su compañía siempre sería su propia mente. Imaginaba que ella y su madre vivían felices, que ya no eran miserables, que su padre estaba con ambas.

Su padre...
No sabía cómo era, ni siquiera sabía su nombre. Imaginaba a un bello hombre que amara mucho a su madre, que la amara a ella. Imaginaba todo eso. Solo estaba sentada mirando a la pared mientras lo hacía, no había nada de especial en la pared. Era gris, solo gris. El cuarto en donde estaba se sentía frío, aburrido y solitario, como siempre.

—Dalian, ven a comer— Le llamo una mujer mientras entraba a la habitación. Era su madre, muy bella, con cabello brillante, rubio y largo que llegaba hasta la cintura, y tenía algunas ondas desde la mitad hasta el final. Tenía unos hermosos ojos marrones, tan brillantes como una joya, piel pálida y llevaba su típico atuendo de siempre: blusa blanca, chaqueta negra, jeans algo ajustados y botas con tacón.

—De acuerdo, mamá. ¿Qué hay de comer hoy?— Preguntó la niña.

Se esperaba la respuesta de siempre, siempre comían lo mismo. No había mucho dinero para comprar o hacer otra cosa. Bajó a la cocina y vio dos cajas de pizza.

Se asombró al ver la nueva variedad en el menú de la cena y miró a su madre aún un poco sorprendida.

—¿Hoy comeremos pizza?— preguntó.

La madre asintió con una sonrisa, le sirvió a su hija una rebanada de pizza en su plato y en el suyo. Esperaba a que su hija se sentara, eso mismo hizo la menor y dio un gran mordisco a la porción de pizza que le habían servido, sabía deliciosa.

—Mami, ¿por qué hoy comemos pizza? Siempre dices que no hay dinero para preparar otra cosa o comprar comida— preguntó la niña, buscando entender la situación.

Quería entender, no le molestaba cenar pizza, pero era extraño. Ni siquiera en su cumpleaños comía pizza. ¿Qué pasaba? Se emocionó al pensar que su madre había encontrado una forma de ganar dinero, un trabajo donde le pagaran mejor.

—Cariño, esta es una ocasión muy especial. Mami ahora tiene un amigo y ese amigo le consiguió un buen trabajo. Hoy me dieron una buena paga por algo que tu mami hizo. ¡Ganaré mucho más dinero desde ahora!— Explicó su madre mientras acariciaba su cabeza y le sonreía.

—¿Y comeremos más pizza?— preguntó la niña con inocencia en sus ojos, amaba a su madre y su madre la amaba a ella.

La mujer le respondió con un pequeño y cariñoso —Por supuesto, corazón...— Le gustaba ver a su hija tan feliz. Cuando su madre estaba con ella, no se sentía sola, se sentía completa y amada.

—Y como es una noche especial, haremos muchas cosas. Te contaré cuentos, nos haremos cambios de look y lo más importante, puedes preguntarme lo que quieras— Hablo su madre animadamente.

Hicieron muchas cosas esa noche: vieron películas en el celular de su madre, contaron historias de terror, le hizo un peinado nuevo a su mamá y se divirtieron mucho.

Ahora le contaba un cuento. Al terminar la historia, su mamá la miró y se preguntó qué harían ahora.

—Antes te dije que podías preguntarme lo que gustes, aprovechemos este momento para eso— dijo la madre, tomando las manos de su pequeña niña, que eran cálidas y suaves.

Peleando con la oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora