Peleando con la oscuridad

Capitulo 14

—Luz—

Seguramente las cosas al pensarlas de poco a poco son simples, la vida fluye a su gusto y lo único qué haces es ser parte de ella, ese es el objetivo principal de todo ser, formar parte de algo que los haga sentir parte de la vida.

Un poco retorcido para las personas que no se sienten vivas, aquellos seres que solo siguen en pie por el dolor y sufrimiento, todos los que no tienen nada y nadie que los espere cuando lleguen a la luz.

Cada pensamiento que tenía sobre la vida y cual era su propósito parecía un poco más retorcido que el anterior, sin encontrar una posibilidad que encajara de porque seguía viviendo, le dolía vivir y respirar, le dolía pensar por las noches esperando que algo lo motivara a seguir.

Estaba aislado últimamente, solo y encerrado.

Hasta que sus ojos encontraron a alguien que parecía comprenderlo, entenderlo, cuidarlo, algo que lo hacía sentir feliz, alguien que lo hacía sentir vivo después de tanto tiempo.

Una sonrisa se dibuja en la cara de la persona que lo hace feliz, es lo que buscaba, sentir un calor en el pecho y de pronto todo se va.

—Eres un desastre...— Le dijo ella con una sonrisa, un tono dulce. Una sensación que lo hacía sentir lleno se instaló en su ser.

—Me encanta ser un desastre.— Respondió para luego soltar una carcajada.

Sus pasos de hicieron continuos, luego más rápidos y chocaban contra el suelo. No necesitaba ninguna pena, solo a alguien junto a él, alguien cerca, era un simple cobarde pero quería sentirse bien.

El sabia bien que nadie llegaría para salvarlo.

Lo acepto.

Ni siquiera la persona que más lo quiso apareció. ¿Como podría? Ella era más valiosa qué todo lo que el podría ser alguna vez.

Pero no se sentía muerto, solo algo inerte.

"¿Estas ahí?" El escucho una débil voz.

"¡Voy a salvarte!... Solo esperame...No cierres los ojos..." Escuchaba otra vez.

Estaba ahí, la reconocía.

"Vamos, no duermas, estamos cerca, quedate conmigo..."

El abrió los ojos un poco, se encontró con esos ojos azules, llenos de lágrimas, esos brillantes zafiros.

—¡Salgan de aquí!— Pudo escuchar claramente, una voz grave y rasposa.

Recordaba como había llegado ahí, estaba jugando, la brisa recorría su cabello y estaba con ella.

Era una ocasión especial.

Eran solo ellos dos.

Pero alguien tuvo que interferir, lo apartó, lo lastimó y su propia progenitora apartó la mirada.

Volvió a ver a su luz pero esta vez siendo apartada y llevada a otro lugar.

Solo deseaba estar con ella.