Capítulo 2

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—Perdida—

¿Qué sería peor que estar perdido y lejos de casa? ¡Exacto! Estar perdido y lejos de casa en Gotham, la ciudad donde el crimen abunda y solo los más fuertes sobreviven. Lamentablemente, esa era la situación en la que se encontraba Dalian.

Debió haber escuchado a Teddy.

Todo comenzó cuando salía de clases. Ya había pasado un mes desde que ingresó a esa escuela, y todo parecía normal. Tenía a su amigo Artie, estaba haciendo más amigos e incluso comenzaba a acercarse a otras niñas. Le iba bien en sus asignaturas y los profesores la adoraban.

Tuvo tiempo para conocer mejor a su amigo Artie. Le gustaban los cómics, los superhéroes, los dibujos animados, los peluches, jugar, los columpios, los parques de atracciones y amaba la comida. Le tenía miedo a los perros grandes y odiaba las espinacas. Era un chico alegre, curioso y amable, aunque un poco inusual.

—Yo creo que Red Hood es peor que Batman. ¿Has visto su mirada?— Artie comenzó a hablar de superhéroes nuevamente.

—Artie, Red Hood lleva un casco, obviamente no puedo ver su mirada.— Dalian era un poco directa para tener 8 años, pero le gustaba ser ella misma.

—¡Lo sé! Pero sabes a qué me refiero, es mucho más agresivo y aterrador.—

—Sí... Pero yo creo que Batman es un poco más aterrador.—

—¡Me niego rotundamente a creer eso! Cambiando de tema, ¿crees que Superman podría ganarle a Batman sin sus poderes? Yo creo que...— Dalian solo sonreía y escuchaba a su amigo.

—¿No te cansas de hablar de superhéroes?— Entonces, una voz molesta interrumpió su conversación. Dalian volteó para ver a quien esperaba: un chico mayor, con cabello negro, piel pálida, una cara que daban ganas de golpear y ojos marrones. Dalian fulminó al chico mayor con la mirada, deseando eliminarlo. Siempre molestaba a Artie y decía estupideces.

—Métete en tus asuntos, Jacob.— El nombre del chico que Dalian detestaba era Jacob Miller.

—Qué agresiva...— Jacob habló con molestia y con un odio en sus ojos aunque Dalian le respondía con la misma mirada, un sentimiento mutuo entre ambos se podía observar con tal solo eso. Mientras que Artie solo esperaba a que el chico dejara de molestar.

—Tranquila, Dali, lo único que me molestó de todo lo que dijo es que insinuara que yo quiera ser normal.—Dalian miró de forma extraña a Artie.

—¿A qué te refieres? ¿No quieres ser normal?— El pelirrojo negó.

—Si ser normal significa dejar de ser yo, entonces es aburrido ser normal.— Tenía un punto. Dalian sonrió y le dio la razón a su amigo. Como siempre, regresaron a sus clases cuando sonó la campana y trabajaron juntos en la tarea del día.

Ahora era hora de regresar a casa. Dalian y Teddy esperaban en la salida como siempre, pero Teddy recibió un mensaje de su madre.

—Malas noticias, Dalian. Mi mamá no podrá venir, está en una reunión muy importante, y papá está en el trabajo. Tendremos que volver solos.— Teddy tomó la mano de la pequeña y comenzaron su camino a casa.

—No te alejes de mí, ¿de acuerdo, Dali?— La niña de ojos azules asintió y se mantuvo junto al mayor pero algo llamó su atención. Mientras Teddy pedía indicaciones a una señora, Dalian vio a un gatito negro y comenzó a perseguirlo. Parecía tener una patita lastimada, por lo que no fue difícil alcanzarlo. Sin darse cuenta, se había alejado demasiado de Teddy.

Peleando con la oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora