[EN EDICIÓN] STAY ALIVE ━━ lee suhyeok

seven. she was bitten

OO7 | SHE WAS BITTEN

—Aqui estamos nosotros y aquí esta Cheongsan —Namra habló, mientras tachaba y señalaba en la pizarra—. Si activamos la música en este altavoz, los zombies irán a la izquierda. Iremos por las escaleras de la derecha, buscaremos a Cheongsan y subiremos a la azotea por el medio.

—¿Por qué ahí?

—Helicópteros —respondió Hana por su amiga—. Hay muchos helicópteros rondando por aquí.

—Ajá, y si prendemos fuego allí, quizás vengan a salvarnos —Namra continuó.

—¿De verdad los zombies van a ir hacia los altavoces?

—Creo que tiene razón en que los atrae el sonido.

—Así es. Vienen corriendo cada vez que nos oyen.

—¿Es posible encender solo unos cuantos altavoces?

—Si, solo encenderemos los de la cafetería, el patio y la biblioteca, y los atraeremos allí —Namra respondió.

—Claro, recuerdo que estuviste en radio difusión en décimo grado.

—Si, mamá me obligó.

— Si, es una buena idea, pero, ¿cómo pondremos la música? —preguntó Gyeongsu, desviando la atención hacía él—. Sin internet no podemos transmitir.

En ese momento, Hana recordó haber visto un disco mientras buscaba algo para cubrir la ventana de la sala de grabación hace un par de horas, así que rápidamente comenzó a buscarlo.

—Con eso —señaló cuando finalmente vio el disco que estaba pegado al vidrio.

—¿Funcionará? —cuestionó Choi—. ¿No crees que es demasiado viejo?

Daesu, quien se encontraba cerca del lugar, fue por el disco y lo colocó en el reproductor.

—¿Quién lo hará? —preguntó, al ver que nadie hablaba por el alta voz.

—Yo nunca hice algo así.

— Que alguien lo haga. Cualquiera —repitió.

Al ver que nadie tenía la intención de hacerlo, Hana suspiro, acercándose al micrófono para luego tomarlo entre sus manos y decir:

— ¿Cheongsan estás ahí? —comenzó, carraspeando levemente su garganta—. ¿Nos oyes? Soy Hana.

—Iremos a buscarte. Así que por favor no te muevas de ahí —la interrumpió Suhyeok—. Ya sé lo que vas a decir, pero recuerda, no te escuchamos desde aquí. Así que esperamos justo dónde estás. Iremos por ti.

—No soporto este olor —se quejó Daesu después de unos minutos de silencio.

—Ese es tu olor.

—Claro que no —refutó.