[EN EDICIÓN] STAY ALIVE ━━ lee suhyeok

three. survives at all costs

OO3 | SURVIVES AT ALL COSTS

Todos los estudiantes reunidos en el salón de clases se dispusieron a buscar un teléfono móvil para asi poder comunicarse con las autoridades exteriores.

—¿Han encontrado alguno? 

Hana rebuscó en su mochila sin éxito. Era ilógico buscar ahí, ya que había entregado su teléfono a la señorita Park, pero no perdía nada con intentarlo.

—No, no hay nada.

—¡Aquí! —al escuchar aquello, todos se giraron para ver a Isak, quien sostenía un teléfono en sus manos—. ¡Encontré uno!

Sin perder tiempo, todos se congregaron alrededor de la joven para observar el dispositivo. Isak lo encendió, pero se encontraron con que necesitaba una clave para desbloquearlo.

—¿De quién es?

—Le pertenece a Yeongju.

—Necesitamos la contraseña —Nayeon empezó a desesperarse—. Haz algo.

—Quizá sea su fecha de nacimiento.

—¿Cuándo cumple?

Todos intentaron recordar la fecha de cumpleaños de Yeongju, pero nadie lo logró.

—Ni idea, ¿alguna vez le celebramos su cumpleaños? —preguntó Hana. Para ser honesta, no recordaba haber felicitado a Yeongju en alguna ocasión.

—No lo sé.

—Ahí está, dame el teléfono —pidió Cheongsan, dirigiéndose a la puerta y colocando el dispositivo frente a ella en un intento de usar el reconocimiento facial.

—Más cerca.

—No la va a reconocer, Cheongsan —dijo Hana, burlándose de su amigo.

—No necesitas desbloquearlo para hacer llamadas de emergencia —Onjo se acercó a él.

Cuando Cheongsan marcó, esperaron un poco hasta que el policía contestó.

—¿Hola? Estamos en el instituto de Hyosan y aparecieron zombies, la mayoría de los alumnos en este momento se están convirtiendo en zombies.

El de verdad no había dicho eso...

—No digas zombies —lo regaño Onjo.

—Caminantes suena mejor —opinó Hana, ganándose una mirada incrédula por parte de su hermano.

Los demás esperaron pacientemente hasta que Cheongsan alejó el teléfono de su oído.

—Dijo que nos quedemos aquí y esperemos a que lleguen —todos asintieron ante sus palabras. Onjo se acercó y le pidió el teléfono.

La chica hizo una llamada de algunos minutos y dijo que había un incendio... Gran idea.

Hana, abrumada por la situación, se dirigió a su lugar y se sentó, frotándose los ojos con la palma de la mano. El cansancio la invadía, ya que no había dormido bien últimamente. Justo cuando sentía que la desesperación la consumía, una cálida mano comenzó a acariciar suavemente su cabello. Hana levantó la vista lentamente, encontrando a Suhyeok, quien le sonreía con ternura, tratando de brindarle consuelo en medio del caos.