¿Cómo comenzó todo?

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Antes de hablar de aquella inolvidable experiencia que cambió nuestras vidas, les explicaré en qué consistía todo esto.

Como ya saben soy cristiana, crecí en una familia muy unida y que siempre busca acercarse más a Cristo.

Mis padres son pastores, y gracias a eso cuando tenía 4 años de edad acepté a Jesucristo, luego de ver una película famosa que aún siendo una niña impactó mi vida "La pasión de Cristo".

Toda mi vida había sido igual, iba a la iglesia los domingos y ayudaba en todo lo que se podía, pero siempre había algo inconcluso, aún no sabía ¿Cuál era verdaderamente el propósito que Dios tenía conmigo? Es decir, yo podía cantar en la iglesia, pero ¿Eso era lo que Dios quería de mí? Yo podía danzar o simplemente ayudar en cualquier otra área, pero ¿En verdad lo estaba haciendo para Dios o para los hombres?

Debido a que mis padres eran cristianos, mis estudios también fueron en un centro educativo cristiano.

El colegio se llama "La Vega Christian School" fundado en el año 1998 (año en que nací) por los misioneros Debbie y Mitch Martínez.

No recuerdo mucho de cuando entré a estudiar allá, lo que sé es que cuando comencé el colegio ya mi hermana mayor tenía varios años estudiando ahí y era como mi "Madre del colegio" quien me cuidaba y me defendía, y aunque muchas veces ella era muy tímida y noña, por mí ella era capaz de hacer cualquier cosa, hasta quedarse sin amigos.

Fui creciendo y literalmente no era muy buena que digamos. A veces era muy rebelde y otras veces no quería obedecer a nadie, sino hacer mi propia voluntad. Con el tiempo me convertí en alguien vanidosa, egocéntrica, fría y calculadora. Llegué a pensar de esta forma:

Si mi hermana puede cantar, dramatizar o danzar en la iglesia, no me necesitan.

Si mi hermana puede ser la mejor intérprete, yo no necesito aprender lenguaje de señas.

Mis padres nunca me ha preguntado si quiero o no ser hija de pastores ya que es una responsabilidad muy grande.

- Este universo no me necesita, si cualquier otra persona puede hacer lo que yo podría ser, ¿para qué estoy aquí, cuál es mi propósito?

Pasó el tiempo y yo fui creciendo y cada vez era peor. Mi hermana era 4 años mayor que yo y muchas veces me sentía sola, entonces con tan solo 6 años comencé a orar por un hermano.

Duré un año orando sin cesar por él, ya que mi madre no podía tener hijos, pero yo de alguna manera sabía que Dios iba a contestar mis oraciones y que la llegada de ese hermano me iba a cambiar la vida. Y así fue. Un año después llegó Ricky a alegrar mis días y eso transformó mi vida, ya tenía que pasar de ser la niña consentida a ser la hermana ejemplar para él.

Seguí creciendo e involucrándome más en las cosas del Señor, luego a los 9 años me bauticé, pero aún seguía con aquella incógnita en la mente: ¿Cuál era mi propósito?

Los años pasaban y yo seguía con mis dudas y preguntas. El año 2013 comenzó con cambios. Recuerdo que en enero de ese año vino un grupo de adolescentes extranjeros a dar una conferencia llamada "La Iniciativa".

Yo no iba a participar, pues había tenidos.muchos gastos en ese momento y no tenía cómo pagarlo, pero Dios abrió puertas, conseguí una beca para participar y fue una de las mejores cosas que me pasaron en ese año.

La conferencia fue excelente. Consistía en prepararnos para formarnos como líderes jóvenes, comenzaron a fluir las respuestas y así cada uno podía usar sus dones y sus talentos para alabar a Dios, esto era lo que siempre había deseado. Después de tres días la conferencia terminó, pero yo aún deseaba algo más, esto todavía no era suficiente.

Al cumplir 15 años y otra vez las dudas y preguntas me invadieron. Mis padres siempre me hablaban de la palabra y día tras día me enseñaban con el ejemplo, pero a veces creía que yo debía descubrirlo por mí misma.

Después de esto conocí a un joven apuesto, aquel príncipe azul que siempre soñé y llegué a pensar que si me hacía su novia iba a ser más feliz e iba a encontrar las respuestas de mis preguntas. Lamentablemente no fue así. Me fue mal, pues tomé una mala decisión, tal vez la.peor en toda mi vida, porque él no era cristiano y yo estaba consciente de lo que decía la biblia cerca del yugo desigual

(Véase Amós 3:3) pero quise obviar eso.

Y aunque me fue mal yo sé que Dios permitió todo eso para enseñarme (Véase Romanos 8:28).

Ese mismo año después de la conferencia mi colegio comenzó con un grupo llamado SWAT (spiritual worship and teaching) en el cual cada uno de nosotros adoraba al Señor en lo que sabíamos hacer (dramas, misiones, adoración y alabanza, capilla, tecnología, animo y servicio y danzas).

Meses después, cuando entré al undécimo curso, sentí el llamado de pertenecer a este grupo, esto implicaba mucho esfuerzo, pero acepté el reto. Hablé con los encargados y al parecer todo estaba a mi favor, porque en poco tiempo me convertí en la presidenta de SWAT, lo que en otras palabras significaba que yo era la responsable de todos los grupos de enfoque, de las capillas y de todo lo referente a esto. Por lo tanto tenía mucho trabajo y aparte de eso debía de dar un buen ejemplo y testimonio con ellos.

SWAT para mí fue el principio de un nuevo mundo, tal vez muchos no lo aprovecharon, pero para mí fue impactante. En el fondo sé que era una señal de Dios para demostrarme lo que era de venir.

En ese mismo año conocí a Esther, la nueva maestra de informática y ella fue de gran apoyo para mí. Cuando yo pensaba que ya no podía más con SWAT ella estaba ahí calmándome y orando por mí. Siempre he dicho que Dios la puso en mi camino en el momento indicado, pues a veces cuando volvían mis dudas en el colegio necesitaba muchísimo apoyo y a alguien con quien yo me pudiera desahogar sin rodeos, y que al final con solo unos buenos consejos me sacara una sonrisa y me diera ánimos para seguir hacia adelante.

En noviembre de ese mismo año fuimos a un viaje misionero en la ciudad de Moca. Cada año en mi colegio, todos los cursos hacen algo llamado "Viaje misionero", el cual consiste en ir a escuelas o centros públicos con mucha necesidad económica, llevar donaciones o ayudas y lo más importante predicar del amor de Cristo. Cada uno de los viajes me encantaban. El de ese año fue uno de los mejores, era un lugar conocido, pues mi padre había trabajado allí muchos años antes y yo ya conocía a casi todos. Pero este fue distinto.

Recuerdo que, gracias a mi fuerte temperamento, muchas veces se me hacía más difícil perdonar y exactamente en ese momento yo había estado enojada con una amiga y pues ese viaje me impactó tanto que decidí perdonar a Azul.

Días después seguía con el reto de SWAT y fue como un año de pruebas, tuve altas y bajas, días buenos y otros no tanto, pero en cada momento Dios estaba ahí, ayudándome a seguir hacia adelante.

En abril del año 2014 sufrí una desilusión, mi novio y yo rompimos y fue duro, muy duro, mi mundo se me vino abajo. Duré meses muy mal y triste, aunque tenía muchas personas a mi alrededor me sentía sola.

Entonces otra vez las preguntas y las dudas comenzaron a atormentarme.

En junio de ese mismo año fu a un retiro, allí encontré la manera de desahogarme, encontré respuestas a muchas de mis preguntas y entendí que lo único que deseaba era a Cristo y que después de ahí todo lo demás era extra.

Un viaje que cambió mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora