¿Ahora qué?

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Ahora solo puedo decirles que soy distinta. Ya no soy la niña engreída que creía merecerlo todo. Ya no soy aquella joven llena de dudas y de preguntas sin contestación. Hoy tal vez sea la misma de ayer, pero les aseguro que nunca seré la misma que era antes de ese viaje.


Si me dieran a elegir volver a Neyba, lo hiciera una y mil veces. Muchos creen que nosotros fuimos a ese lugar para bendecirlos, peor lo que no saben es que ellos fueron los que bendijeron nuestras vidas. Porque les aseguro que aunque muchos sigamos con nuestras rutinas y hábitos, ninguno de nosotros es el mismo que era.


Nunca olvidaremos esta experiencia. Yo sé, que toda la vida recordaremos esto como lo mejor que nos ha pasado, y que en los corazones de todos nosotros, quedara al menos un granito de arena.


Tal vez esto será lo último que haremos juntos, pero si así fuera, tomamos la mejor decisión en hacerlo.


Probablemente, algunos no nos volvamos a ver, pero sé que aun 20 años y una vida por delante después siempre nos recordaremos como lo que fuimos allá.


Más que un grupo de compañeros eramos una familia.


No creo en la teoría que dice, que todo lo que paso en el viaje se queda en el viaje. Porque yo necesito expresarle mi testimonio a todo el mundo.


MI vida ya no es igual, ahora tengo una comunión más cercana a Dios. Él es mi guía, mi fortaleza y mi amigo fiel. Ahora sé que mis problemas son muchos, pero mi Dios es grandioso y siempre estará conmigo dándome su apoyo y su amor incondicional.


Entendí que los planes de Dios son perfectos y que él tiene preparado cosas grandes para mi vida.


Mi anhelo es ser misionera y poder expresar a los demás el inmenso amor de que Dios me ha regalado.

Un viaje que cambió mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora