Una promesa - Zosan Au

Capitulo 9

Zoro se limpió una gota de sudor de la frente, concentrado en escribir con cuidado bajo la mirada acosadora de Sanji, que a menos de un metro era testigo de las primeras oraciones en francés que Zoro formaba. 

"Te equivocaste" Dijo el rubio con indiferencia, interrumpiendo a Zoro que estaba sintiendose casi juzgado mientras trabajaba. El peliverde ahogó un quejido molesto mientras borraba reformulando las palabras. 

"Está al revés" Corrigió Sanji sin moverse de su posición, esperando que Zoro recordara al menos un poco de lo que acababa de enseñarle. El moreno apretó el lápiz sintiéndose tan avergonzado como molesto al ser corregido por el ojiazul. En vez de borrar tachó en frustración  la oración completa. Sanji solo levantó una ceja cuándo Zoro volvió a escribir. 

"Te falta-"

"¡Ahora que! Maldición" Espetó el peliverde azotando el lápiz contra el cuaderno. Sanji ni siquiera se movió, mirándolo seriamente antes de arrebatarle el lápiz. Zoro se tragó un jadeo cuándo el rubio se inclinó sobre él para escribir mejor sobre el cuaderno en su regazo. Estaban en una banca del parque más cercano ya que la biblioteca había dejado de ser una opción para estudiar desde que los sacaron a rastras por gritar a cada segundo durante las lecciones de Zoro. Y ya que ninguno se dignó a ofrecer su propia casa o pagar por un café para compartir mesa, optaron por el lugar más (relativamente) tranquilo en la ciudad.

"Solo te faltan las putas tildes" Dijo el ojiazul marcándolas agresivamente sobre las palabras, sin darse cuenta de que estaba prácticamente sobre Zoro, haciéndole cosquillas con el cabello en la cara. Zoro no pudo evitar inhalar, detectando el aroma del tabaco en el cabello limpio del rubio invasor. Fueron apenas unos segundos antes de que Sanji regresara a su posición sin darse cuenta de la estampida de emociones que estaba provocando en Zoro. "Mientras más lo escribas, mejor recordarás ponerlas correctamente. Fuera de eso, está bien" Comentó con aire molesto, causa del pequeño arrebato del peliverde momentos atrás. 

Zoro asintió bajando la cabeza como disculpa, reconociendo su error al enojarse con el rubio, que por imbécil que fuera, estaba ayudándolo. Incluso estaba siendo paciente y considerado, sin burlarse y sin hacerlo sentir como un tonto frente a un tema que no entendía, como solían hacer otros tutores. Sanji podía ser un idiota con él la mayor parte del tiempo, pero al menos, de verdad estaba enseñándole. 

"¿Sabes? No tienes que ser un idiota todo el tiempo" Comentó distraídamente el rubio con un cigarro a medio fumar en la boca. Zoro, prácticamente ignoró sus palabras continuando con el ejercicio. Sanji se inclinó ligeramente para mirar lo que Zoro había empezado a escribir "Muy bien, creí que ni siquiera estabas escuchando" Reconoció ligeramente divertido y alegre el ojiazul cuándo Zoro logró formular una oración en presente sin errores. 

"Quítate de encima" Dijo el otro sin más, en un tono casi cansado cuándo el rubio se inclinó solo un poco más. No estaba dispuesto a repetir el aturdimiento que oler su cabello le había provocado. Sanji se alejó un poco entendiendo que estaba comenzando a hostigarlo y miró a otro lado por primera vez desde que se sentaron. Jugando con el cigarrillo entre sus dedos fijó la vista en los rayos de sol que traspasaban la hojas alegremente verdes de los árboles, dando una estela de luz agradable entre la sombra. Soltó el humo lentamente, filtrándolo entre sus labios con un sentimiento de relajación casi celestial. 

No notó cuando Zoro había comenzado a mirarlo hasta después de sacar cada rastro de humo de su sistema con esa lenta exhalación. A veces al mirar a Zoro se sentía un poco perdido, casi como si su noción del tiempo no existiera. Era un chico peculiar mirándolo más fríamente. Tez morena, complexión fuerte, casi igual de alto que él mismo y con una mirada que no lograba descifrar con frecuencia, como si se perdiera en su propia cabeza al igual que Sanji. No era un tipo particularmente feo, fuera del extraño color de su cabello, que llamó su atención por primera vez en el acuario a pesar de que le fue difícil visualizar sus otras cualidades entre el mar de lágrimas que nacía de sus ojos.