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Su cuerpo le suplica que se queden a descansar unos minutos más, el cansancio quiere vencerlo. Pero aun así Changbin se levanta, se había quedado dormido tras intentar resolver aquellos difíciles ejercicios que no lograba entender.

Sale de la sala de profesores, su profesor le informo que sería trasladado a otra aula por sus calificaciones — que no eran tan buenas — para recibir más ayuda, por parte de sus compañeros y nueva maestra encargada ya que esa aula destaca por la ayuda que brinca a "alumnos como él" y sobre todo por ser muy solidarios entre ellos.

Changbin aceptó sin protestar porque no importaba a qué aula lo enviarán, él no estaba interesado en establecer una amistad con sus compañeros.

Todos voltean a verlo cuando ingresa al aula, incómodo por tener tanta atención en él, camina hacia un asiento al azar, saca su pequeña libreta junto a un lapicero para continuar con lo que escribía la noche anterior, en su mente fluyendo un sin fin de ideas para terminar su canción, pero no logra organizarse.

—Hola, ¿eres nuevo?

Una voz lo saca de sus pensamientos y lo obliga a voltear la mirada, era un chico delgado con una cara muy fina. Su rostro se veía adornado por aquellos mechones rubios, un montón de pecas se esparcían por su nariz y mejillas, labios acorazonados y abultados con un tentador tono rojizo. Era lindo y podría decir que tierno si no fuera porque su voz tenía cierto tono grueso.

No sabe el motivo de porque lo miro a los ojos —inexpresivo como siempre—, pero no pudo quitarle la vista, su ojos quería seguir observando. No puede describir el sentimiento que tuvo al tener a alguien tan diferente a él en frente. El rubio se ve como alguien que irradia felicidad y alegría por dónde va, alguien con quién no podrías ser infeliz, todo lo contrario a lo que es él ahora. Cómo si el día y la noche se encontrarán, Changbin se sintió diminuto ante la presencia tan radiante que tenía el rubio.

La voz del profesor lo despertó de sus pensamientos y regresó la mirada al frente sin responder a la pregunta de su compañero. La prueba está por empezar.

Sacar las cuentas en el minimarket era más fácil y práctico que resolver esos ejercicios. ¿Las matemáticas no son solo números? ¿Por qué ve letras que se suman, restan o están elevadas al cuadrado? Quizá el sueño lo esté haciendo delirar.

Batalla con los ejercicios buscando la manera de al menos resolver un ejercicio pero todo fue en vano. Desvía la mirada por los alrededores del salón, todos se encuentran muy concentrados resolviendo sus hojas, su mirada cae nuevamente ante el chico rubio que le saludó.

Mordía su labio inferior mientras borraba y escribía, fruncía el ceño y soltaba pequeñas maldiciones y otras veces sonreía satisfecho. No se dió cuenta de cuánto tiempo lo estuvo observando hasta que sus miradas se cruzaron.

Quería que la tierra lo tragara en ese mismo instante ¿Se habrá dado cuenta que lo ha estado observando por mucho tiempo? Era muy obvio.

A solo unos segundos de regresar su mirada a su horrible hoja vacía, el rubio muestra una apenada sonrisa haciendo una seña a su muñeca izquierda para luego levantarse y entregar su prueba al profesor.

Observa la hora, solo faltan cinco minutos para que terminé la prueba y él no había logrado responder ningún ejercicio, quizá la idea de acertar la respuesta jugando con el nombre de su hermana y dónde caiga el lápiz, sea su única opción ahora.

Quizá no le atiné a ninguna de las veinte preguntas de ese examen, pero lo que se llevará en su mente de esa clase, es la fugaz y bella sonrisa del rubio que sorprendentemente no le desagrado.

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—Así que Jisung ¿No? —comenta Hyunjin con un tono juguetón—. Eso de tutor y alumno es muy cliché, además, coger en la biblioteca no es tan lindo como lo pintan.

Game Over [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora