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No podía describir con palabras lo hermoso que se veía contemplar un ave volar, ser libre e irse a cualquier destino donde sus alas lo lleven. Una Chaeryeong de ocho también deseaba volar.

Ilusionada con el hecho de que podría hacerlo, salta la baranda un balcón y se apoya en el para calcular su caída. Las sábanas que colgaban de sus brazos serían sus alas, su portal a la libertad. Cuando estaba a punto de ejecutar su plan una estruendosa voz la detiene.

—¡Niña estúpida! ¡¿Qué crees que haces?! —exclama la mujer jalando con brusquedad su brazo para hacerla regresar al piso de la habitación, la niña lloriqueo sobando su lastimado brazo.

—M-mamá, yo...

—No me llames así, yo no soy tu mamá.

Los ojos de la pequeña se llenan de lágrimas por las palabras que soltaba aquella mujer. Esa mamá siempre la hacía llorar y eso no le gustaba.

—Qu-quiero a mi mamá —exigió entre sollozos

—Tu mamá te abandono, niña —soltó burlesca, esa niña no debería estar en su casa, debió dejarla lanzarse por ese balcón—. Deja de llora que tu papá llegará pronto. Y si vas a matarte hazlo fuera de aquí, no ensucies mis jardines.

Sin una pisca de compasión se retiró de la habitación dejando a una pequeña Chaeryeong llorando con fuerza. Pasaron los minutos y su llanto no cesaba, se desesperó más al saber que si no dejaba de hacerlo su mamá la castigaría llevándola al sótano, lloro aún más al pensar en ese lugar.

Minho llegó a la habitación y se preocupó al encontrar a su hermana con un llanto lastimero, dejó su mochila en la cama y se acercó a ella con cuidado.

—¿Qué sucedió, pequeña astronauta? —preguntó limpiando el rostro de su hermana que se encontraba bañado en lágrimas.

—Mamá dijo que mi mamá me abandonó. Minho, tu dijiste que fue a la luna, que está salvando a las personas que viven en el espacio —exclamó con la voz rota y los ojos muy hinchados—. Me mentiste, ya no te quiero.

Un nudo en la garganta se creó en Minho, Chaeryeong no debía saber eso, su madre no debía ser tan mala con ella, no tenía la culpa de ser hija de un amorío que tuvo su padre fuera del matrimonio, Chaeryeong era inocente de todo lo malo que le hacían, era muy linda como para sufrir desde tan pequeña.

—No es eso, Chae. Mi mamá esta celosa de que tu mamá si pueda volar al espacio —explicó notando como una sonrisa esperanzada empezó a surgir en el rostro de la pequeña Chaeryeong—. Tú mamá puede volar junto a las estrellas y visitar diferentes planetas.

—¡Lo sabía! Mamá es un héroe. Yo también quiero volar, Minho —exclamó levantándose para empezar a correr a su alrededor y saltar para intentar volar—. Iba a hacerlo, pero mamá me detuvo. ¿Quieres verme volar?

Minho la observó intrigado y asintió dudoso, se sobresaltó al ver a su pequeña hermana subir la baranda de su balcón. Corrió hacia ella y la cargó de regreso a la habitación dejándola en la cama.

—No puedes saltar de allí, Chae. Podrías lastimarte —reprendió el mayor.

—Quiero volar ¡Quiero ser libre!

Minho entendió y se sintió culpable. La pequeña niña se sentía atrapada en aquella mansión, Chaeryeong no era feliz con ellos, ella quería volar y ser libre, como su madre.

—No ahora, cuando sea el momento lo harás ¿Sí?

Mentía. Minho, siempre hacía.

Chaeryeong nunca pudo volar. Aunque esas mentiras fueran para protegerla lograron herirla aún más porque logró darse cuenta que en realidad esa familia, su familia, nunca la quiso.

Game Over [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora