Primera Parte

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Capítulo 4:

...

Yasmina:

-. ¿Salgamos?- me pregunto Ignacio desde el portal de la habitación.

-. Espera, estoy jugando...- lo mire por encima del rabillo de mi ojo-. Y no me gusta que me molesten.- arrugue la nariz en su dirección, y el respondió con un puchero bastante tierno.

-. No eres inmune a mi sensualón puchero...- comento coqueto, y le saque la lengua. Él se acerco, y me volví hacía el televisor. Ignacio se acerco bastante a la consola...-. ¡Nooo!- apago la consola-. ¡Malnacido! ¡Animal! ¡Bruto!- le grité.

-. ¿Ahora si saldremos?- pregunto de forma tierna.

-. No.- le respondí borde, y con una sonrisa sarcástica.

-. Ya verás...- murmuro saliendo de mi habitación.

-. ¿Cómo qué no quieres salir con él chico?- pregunto Sarah entrando bochornosamente.

-. Me enojé.- respondí sin inmutarme.

-. Saldrás con él.- gruño Sarah.

-. Gruño, gruño, gruño.- le canté-. ¿Qué pasa si no?- me incorporé frente a ella desafiante.

-. ¡Ven aquí!- grito Sarah intentado sujetar mis hombros.

Comenzamos a correr por toda la casa, saltamos por la escalera hasta el primer piso, me persiguio por debajo de la mesa. Hasta que me atrapo, y como ella es más alta que yo, me llevó en brazos a la calle, para luego entregarme a Ignacio como si fuera un bebé. A media cuadra de la casa, me bajo y me rodeó por los hombros, me puse rígida al sentir su mano en mi cintura.

Tras un tiempo de caminar por los pasajes, en un incómodo silencio, llegamos a una plaza pequeña. Ignacio me guió a un árbol, y nos sentamos en la sombra de esté.

-. Me gusta como te queda la luz del sol.- me dio un pequeño beso en la mejilla.

-. No te pongas tierno, eres demasiado nanai cuando lo haces, y así me dan ganas de apretarte los cachetitos.- le devolví el beso, o eso trate, pese a que con mi estatura, sólo alcanzé su mandíbula.

-. Oye...- comenzo a entrelazar nuestros dedos, y sus mejillas se tornaron de un rojizo bastante notorio-. ¿Tú... Quisieras ser... Hm...?- el rojizo de sus mejillas aumentó-. ¿Quieres ser mi novia?- pregunto de forma rápida.

Le dí un beso en la mejilla y le sonreí-. Sí, sí quiero.- le dí un beso en la comisura de sus labios-. Te quiero, rulos.

Después de eso, cada vez que me decía algo, destacaba la palabra "novia", si algún audlto nos hubiera visto, pensaría que somos una reencarnación de niños de 5 años en cuerpos de adolescentes. Corrimos el uno del otro, iniciamos una guerra de cosquillas, me ayudo a hacer barras y cantamos canciones mientras caminabamos de vuelta.

Sarah:

Logré hacer que Ignacio y Yasmina salieran, y ahora tengo la casa para mí sola. Ordené algunos libros en mi escritorio, conecté unos audífonos al portátil de Yasmina, y me acoste encima de las tapas. Al cabo de un rato, llamaron a la puerta.

-. ¿Si?- pregunte azomando la cabeza.

-. ¡Sarah!- exclamó Steve entrando a la casa.

-. ¡Hola!- él me abrazo y yo le respondí.

-. ¿Está Ignacio?- pregunto soltandome, y dandole un recorrido a la casa.

-. No, salió.- respondí comenzado a subir la escalera.

Una simple historia de Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora