Diciembre: parte 1

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Diciembre. Viernes por la tarde.


Después de que Mo Ran llamó a la puerta del omega para dejarle su ropa, no volvió a ver al hombre.

Ni siquiera en los próximos almuerzos domingueros hubo una señal de su presencia. Ni se lo cruzó en los pasillos o ascensores del edificio.

Parecía estar huyendo de él.

Se sentía completa y totalmente frustrado.

"Luego pasas la aguja por este punto y sacas la lana. Así", indicó Duan Yihan. "¿Entiendes?"

Chu Wanning, completamente concentrado, asintió.

"Bien. Luego seguimos así…" Duan Yihan siguió explicando.

Después de un tiempo, tanto Duan Yihan como Madam Wang aplaudieron el pequeño logro de Chu Wanning con el crochet.

Chu Wanning no pudo evitar ruborizarse por los alagos, y tratando de esconderse, agachó la cabeza y continuó con los pasos siguientes. 

Solo faltaban dos días para navidad, y la familia Xue movió cielo y tierra para hacer que Chu Wanning la pasara con ellos. No dejaron de insistir hasta que lograron que el omega se quedara hasta la celebración del año nuevo. No podían permitir que el hombre la pasara solo. El año pasado ya habían aceptado a regañadientes la solicitud de Chu Wanning. No iban a dejar que este año volviera a estar solo en las fiestas y mucho menos en su estado. Si tuvieran que comportarse obstinadamente más allá de todo remedio, entonces lo harían.

Chu Wanning no estaba para nada dispuesto a volver a ver a Mo Ran. Sabía que si aceptaba la invitación de la familia, el alfa también estaría allí. Hasta el momento, había logrado con éxito escabullirse del hombre, pero sabía que no sería para siempre. Tarde o temprano tendrían que cruzarse. Así que, ¿Por qué se preocupaba tanto? Sinceramente no podía entenderse. Ya se habían enredado, aunque fue solo en el calor del momento, ahora tenía un fruto de aquel encuentro. Tampoco es como si ese hombre sintiera algo por él. Tampoco es como si él mismo sintiera algo por Mo Ran. De todas formas, el alfa ya le había preguntado, y respondió con un rechazo. Si volviera a insistir en el tema, entonces, como el hombre adulto de 32 años que era, enfrentaría las cosas como eran. No tenía el derecho a ocultarlo, quisiera o no, Mo Ran era el padre. Además, tanto Duan Yihan como Xue Zhengyong estaban encantados con la noticia, enunciando a todo el mundo que serían abuelos. Incluso si Chu Wanning no pertenecía a la familia, para ellos era uno más. Nunca dejaron de decírselo. 

¿Cómo podría tener un corazón de piedra frente a estas personas tan maravillosas que lo habían acompañado toda una vida? Imposible.

Se armaría de valor e iría de frente. Les diría la verdad en el momento adecuado. Ya estaba decidido. 

Mo Ran tenía derecho a saber la verdad al igual que este pequeño. 

Por eso, ahora tres personas se encontraban sentadas sobre la felpuda y suave alfombra del living mientras tejían ropa para el futuro bebé. Xue Meng, por otro lado, estaba en la cocina revisando cada tanto el horno para no quemar las galletas con chispas de chocolate que había preparado con tanto esmero.

Había transcurrido alrededor de una hora cuando el timbre sonó.

Chu Wanning quiso levantarse a abrir la puerta, pensando que se trataba de Xue Zhengyong, pero Duan Yihan lo detuvo.

"Mengmeng, ¿Puedes ir a abrir la puerta? Estamos ocupados aquí", dijo Madam Wang. 

Sin chistar, Xue Meng fue hacia la entrada.

La Brisa del Haitang me Trajo un Cálido Hogar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora