Capítulo 4

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Zee despertó con el sonido del despertador en sus oídos. Pasó su mano sobre la mesilla de noche intentando golpear el objeto correcto. Finalmente consiguió el bendito silencio, dándose la vuelta para acurrucarse con Saint. Lo que encontró fue un colchón vacío donde su compañero debería haber estado.

Gruñendo, porque había estado esperando una ronda de sexo matutino, Zee se levantó de la cama. No estaba preocupado por Saint. Podía sentir que estaba bien y cerca por su enlace de apareamiento.

—Bebé, ¿dónde estás? No se supone que puedas salir de nuestra cama antes de abrazarnos por la mañana. —Se quejó mentalmente a su compañero. Una ligera sonrisa lo hizo sonreír a él.

—Estoy abajo con tus hermanos. Si quieres algo de desayunar, es mejor que te des prisa. A tus hermanos les gusta cómo cocino —gruñó a su compañero a través de su enlace, Zee se duchó rápidamente y se preparó para el trabajo. Entró en la cocina quince minutos más tarde con los olores más sorprendentes, su estómago lo reconoció en voz alta. Zee fue hacia Saint y le dio un beso sin dejarse nada.

—Bueno, buenos días a ti también. —La voz Saint estaba ronca cuando terminaron de besarse.

—Buenos días, cariño. —Sonriendo, Zee se acercó a la mesa y se sentó, uniéndose a sus hermanos. Todos lo miraban con la boca abierta.

— ¿Qué? —preguntó Zee a nadie en particular.

—Nada. Solo un poco de shock por verte besar a otro hombre —respondió Max.

—Saint es mi pareja. ¿Qué esperas que haga, que no lo bese?

Saint puso un plato lleno de comida frente a él y fue a echarle un poco de café.

— ¿Cómo te gusta, guapo?

—Bien negro. Gracias, bebé —dijo Zee, riéndose un poco por el cumplido que utilizó Saint.

Zee vio cómo Saint se sentaba en el asiento de al lado. Puso el café de Zee sobre la mesa antes de coger su taza y la abrazó con sus manos. Retirando la visión erótica de su compañero con el café, Zee volvió a su desayuno. Tomó el primer bocado, Zee gimió con los sabores que bailaron en su boca.

—Maldita sea, bebé. Esto es genial.

—Es solo un desayuno básico, nada especial.

—Es mejor que cualquier cosa que cualquiera de nosotros pueda hacer. ¿Dónde has aprendido a cocinar de esta manera?

—Mi madre me enseñó. Ella me dijo que cocinar, es experimentar, así que siempre estoy tratando de crear algo nuevo. Pero cuando encuentro algo que funciona, por lo general trato de aferrarme a ello. —Saint deslizó su silla y Zee envolvió sus brazos sobre los hombros, tiró de él cerca. Saint se acurrucó en el cuello y lo besó.

— ¿Tienes que ir hoy a trabajar? —preguntó Saint.

—Me temo que sí cariño. A pesar de que nada me gustaría más que pasar el día explorando tu cuerpo en la cama. —Zee se dio cuenta que a Saint le había gustado la idea cuando hizo una rápida inhalación y sus mejillas se sombrearon de color rosa.

El sonido de alguien limpiándose la garganta hizo que se retirase de su compañero y mirara de nuevo a sus hermanos.

—Mamá llamó anoche —dijo Mew —. Nos espera para cenar esta noche a las seis, como muy tarde, ¿puedes salir a tiempo del trabajo? 

—Sí, no debería tener problemas. ¿Le hablaste de Saint?

—Nop. Pensé que sería mejor sorpresa si iba contigo. Pero le dije que llevaríamos a alguien con nosotros, para que supiese que tenía que cocinar lo suficiente.

1*  Compañero InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora