Era extraño cuando sus miradas se encontraban, la mezcla de sentimientos y el latir de sus corazones era tan..
Tan inoportuno porque estaban en medio de un ataque de zombies.
Pero simple, los sentimientos no se pueden detener ni puedes luchar contra...
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Al menos ahora ya estaba en un lugar seguro, todos mantenían un shock.
— Oye... — Nayeon se acercó a Gyeongsu.
— ¿Qué quieres, fea?
— Ugh, olvídalo. — caminó al otro lado de la habitación.
— ¿Alguien tiene su teléfono? — preguntó Cheongsan y todos negaron — Iré a buscar uno.
— Iré contigo. — Suhyeok le sonrió ampliamente.
— C-claro.
Abrieron la puerta, buscarían algún celular en algún salón, el problema era en cuál de ellos.
— Creo que-
Sintió una mano cubrir su cintura y otra en su boca. Suhyeok le pidió que se callara un momento.
Se escuchaba un tarareó acompañado de unos pasos. Cheongsan sonrió.
— ¡Es Gwinam! — le dijo a Suhyeok, sin embargo, este no se alejó y le volvió a poner una mano en la boca.
— ¿Y si es un zombie?
— No haría eso siendo un zombie — defendió. — ¡Gwinam!
La melodía se detuvo.
Por unos segundos había total silencio. No había quejidos de zombies, pasos, autos, gritos. Había silencio y nada más.
— Cheong~ — cantó su nombre mientras aparecía con una sonrisa.
— ¡¿Qué le pasó a tu ojo?! — preocupado, intento acercarse pero Suhyeok apretó su agarre en su cintura, impidiendo que se acercará a Gwinam.
— Una flecha, eso pasó. Pero cariño, estoy bien, mira — señaló su ojo con una sonrisa algo tétrica.
Cheongsan comenzaría a hablar de nuevo pero los sonidos de zombies a su alrededor provocaron que guardará silencio.
— ¡Gwinam! — llamó en voz baja — Ven, te morderan si te quedas ahí.
Suhyeok cubrió su boca, está vez, haciendo presión. Gwinam se quedó parado, sin hacer nada mientras ambos chicos se escondían tras la mesa. Un grupo de cinco zombies entraron por la puerta, dejando rastro de sangre. Con el corazón en la boca y pensando que cualquier mínima cosa haría un gran ruido y llamaría la atención de esos seres.
Los no humanos pasaban de un lado a otro y finalmente salieron.
— El miedo me teme a mí — el bully dijo.
— Salgamos, — le indicó a Suhyeok ignorando la presencia del no-zombie no-humano — tenemos que buscar un teléfono.
— Cheongsan no irá. — Gwinam tomó la mano del chico más pequeño mientras lo ponía detrás de el.
