Capítulo I
Reivindicación
Al día siguiente el anciano Wilkens mandó a preparar un banquete para el desayuno, mientras comían empezaron a platicar sobre los pasados acontecimientos, no sin antes decirle a los criados que no hablaran con nadie sobre el invitado que tenía su señor.
-Yo te juro que intenté buscarlos, después de ese terrible incidente- Con un ligero tono de arrepentimiento comentó el anciano.
- Hice todo lo posible, después de estos diez años había perdido toda esperanza de que hubieran sobrevivientes; dime en ¿dónde estuviste todo este tiempo?-.
-Le creo, para empezar era casi imposible que me encontrara, incluso después de localizarme no podría liberarme. Estos diez años estuve en un lugar que no debería existir-.
-¿A qué te refieres?-Preguntó cautamente el anciano.
-Estuve en Le Morte, una isla legendaria del imperio que no aparece en los mapas, y la peor cárcel que existe en el mundo.- Respondió Jean con un tono grave.
El rostro del anciano quedó pálido asimilando las palabras del joven
-Pero eso no importa más, ahora soy libre.- Añadió Jean con una ligera sonrisa, al ver lo afectado que lucía el anciano. -No se culpe por favor.-
Tranquilizándose el anciano le agradeció al joven, ahora sentía que había sido liberado, aunque sea un poco, de una carga muy pesada.
-Dime Jean ¿qué pasó en aquel entonces?-
-Anciano aunque le pedí ayuda, sería peligroso que se lo dijera, no quiero que por mi culpa le pase algo- su tono de voz denotaba una gran preocupación.
-Mi hijo murió en ese incidente al igual que tu abuelo, me dijiste que querías vengarte, así que puedo deducir que no fue un accidente, así que por favor dime, si fue provocado no se puede dejar así-.
Observando la actitud seria de la otra persona, Jean respondió.
-Como usted supone, fue el Emperador, planeó todo para eliminar a todas las personas importantes de los distintos países que le serían un problema en sus planes a futuro, incluso fue tan lejos como para sacrificar a varios de sus nobles, de su propia gente sólo para disipar las sospechas-.
-Aunque todos llevaron guardaespaldas poderosos, estoy seguro que nadie esperaba que ese asqueroso Emperador, rompiera varios tabúes.- Se podía ver el enojo del joven que aumentaba cada vez más, mientras apretaba con fuerza sus puños.
-El Ritual del Diablo, la demonificación de un humano, cincuenta de sus soldados imperiales masacraron a todos, ninguno tuvo una oportunidad-.
-¡¡Eso es terrible!! ¡Eso va más allá de lo que uno se pueda imaginar! ¡Es indignante¡ ¡Maldita sea!- El anciano estalló en ira justificada.
Después de unos momentos Jean continuó su historia.
-Yo sobreviví gracias a la locura de su general, decidió no asesinarme pero no por su piedad, me dejó claro que eso no sería suficiente, tenía planeado algo mejor que solo arrancarme la vida y así como rogué por mi vida, rogaría por mi muerte, llevándome a ese maldito lugar.- Al terminar apretó los dientes, en sus ojos se veía un gran rencor.
-Por eso he decidido destruir al Imperio sin importar el tiempo que tarde- No había duda en su voz.
Después de un breve momento que pareció una eternidad el silencio fue roto.
-Te ayudaré en todo lo que pueda, lo que dices es algo de suma importancia, si el Imperio fue tan lejos, es grave para todo el mundo, pero antes tiene que conocerlo este Reino-.
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Nox
FantasySiguiendo el estilo y tradición de las novelas ligeras les presento esta historia. Jean Nox Crow a la edad de 5 años acompañando a su abuelo quien era Conde en el Reino De Ignis acudió a una reunión de paz entre países, celebrada con el fin de termi...