Capítulo II
Laberinto, huesos y un minotauro
El siguiente periodo era libre, Jean decidió descansar así que salió al patio y encontró un gran árbol cercano al límite de los terrenos de la Academia, se recostó bajo su sombra y se durmió.
-Jean despierta, despierta- Saliendo de su sueño abrió los ojos y encontró a Laur quien estaba enfrente de él.- No falta mucho para que inicie la siguiente clase así que levántate dormilón. Toma este paño y límpiate la cara-.
A su lado se encontraban Liz y Lili las cuales por alguna razón intentaban contenerse la risa.
-Es que alguien te dibujó en todo tu rostro- Respondió Lili con ojos llorosos por la risa, al ver la cara de pregunta que el joven puso.-
-Observa- dijo al mismo tiempo que le pasaba un pequeño espejo. Viendo su rostro lleno de garabatos aceptó el pañuelo y se limpió la cara.
-¡¿Quién rayos me hizo esto?!- Jean se encontraba bastante enojado.
-Creo que esa personitas de ahí- Informó Liz señalando con el dedo atrás del árbol, donde tres figuras pequeñitas se asomaban, tenían el aspecto de niños muy pequeñitos de rostro tierno y orejas largas vestidos con una túnica simple de color amarillo, azul y verde respectivamente, en sus manos llevaban un pincel rústico y un pedazo de corteza de árbol que tenía encima sustancias de diversos colores que funcionaba como su paleta de pintor.
Ante la mirada amenazante de su víctima, salieron corriendo hacia el bosque mientras se reían. Jean intentó perseguirlas pero Liz lo agarró del hombro.
-Vamos no te enojes solo estaban jugando, además si quitamos la pintura de tu rostro esas trenzas en tu cabello se ven bien.- Dijo la señorita de cabello verde claro amistosamente, intercediendo por los pequeños niños.
-¿Trenzas? ¿Cuáles trenzas?- El joven nuevamente se miró al espejo el cual colocó en todos ángulos pudiendo comprobar que no sólo le habían pintado el rostro, sino que también habían hecho un montón de trenzas irregulares y de patrones difíciles con todo su cabello. Enojado intentó perseguirlos nuevamente pero Lili se puso enfrente de él.
-Sí, Liz tiene razón, solo estaban jugando- Lili se unió a su amiga- ¿Qué eran esos niños?- Preguntó inocentemente.
- Son duendes, espíritus elementales de la naturaleza del más bajo nivel, son inofensivos- Respondió Laur.
-Debemos ir a nuestra siguiente clase, Jean no creo que puedas deshacer esas trenzas, por el momento deberías esperar a que terminen las clases- Diciendo esto todos fueron a sus respectivos salones.
Desde luego que el joven no tenía la intención de ir de esa manera a sus clases, así que intentó desatarlas, pero eso resultó ser inútil, si quería arreglar su cabello necesitaría ayuda y mucho tiempo, a menos que quisiera arrancarse el cuero cabelludo.
En todo el currículo básico de primer año, solo le faltaban dos materias por conocer, una de ellas era Artes Marciales y la otra Alquimia.
El profesor encargado de Artes Marciales era un hombre de baja estatura y cuerpo delgado, a simple vista parecía una persona promedio.
Ante la mirada curiosa de todos, Jean aguantando la vergüenza acudió a su clase. Después de que el profesor titular se presentara, empezó a mostrarles las posiciones básicas del combate cuerpo a cuerpo.
El maestro Viler, dejó que sus asistentes continuaran la clase y se acercó a Jean.
-Me han contado de ti... ¿Qué rayos le pasó a tu cabello?- Preguntó el hombre de baja estatura ligeramente interesado.
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Nox
FantasySiguiendo el estilo y tradición de las novelas ligeras les presento esta historia. Jean Nox Crow a la edad de 5 años acompañando a su abuelo quien era Conde en el Reino De Ignis acudió a una reunión de paz entre países, celebrada con el fin de termi...