I'll love you till death

Harry

El ojiverde se encontraba tumbado en el sillón del comedor, medio desnudo ya que el único ser habitante de esa casa era él. A su lado había una botella de champagne vacía y un poco de polvo blanco en su nariz. Miraba el techo imaginado su vida perfecta, todos los momentos que se había perdido por ser inseguro y no salir del closet.

Se levantó, dirigiéndose al toca disco para colocar un vinilo especial "Look after you (Louis Tomlinson's versions)" ni bien lo escucho sus lágrimas empezaron a dejar sus lindos ojos, lo extrañaba demasiado, lo necesitaba, necesitaba sus abrazos, sus besos, sus labios, sus ojos, sus pequeñas manos. Necesitaba todo del castaño.

Cuando Harry se entero que Louis estaba hospitalizado dudó mucho en ir, no sabia si seria correcto o si el ojiazul lo quería ver.
No quería hacerle más daño, pero tras dos días en los que pensó los pros y contras decidió que lo mejor era ir a verlo, aunque después se arrepienta.
Ese mismo día se cambió de ropa, colocándose el perfume más caro y rico que tenía -quería oler bien para su chico- agarrando las llaves del auto y salir hacia el hospital.

Una vez allí era todo gris, una energía fea inundaba su cuerpo, debía entrar por la puerta corrediza.

-Hola, disculpe la molestia quería saber donde se encuentra el paciente Louis Tomlinson- Preguntó cordialmente el rizado
-Hola señor, ¿de parte de quien?
-Un ami-amigo- Dudó Harry
-Claro, es el pasillo tres sala B
-Muchas gracias-

El ojiverde se dirigió al lugar donde la enfermera le dijo, tras minutos buscándolo lo pudo encontrar. Pudo observar a Johana sin su deslumbrante sonrisa, a Rory triste con lágrimas en los ojos mientras abrazaba a su madre y por último al chico que ya había visto anteriormente, Jackson.
-Hola-Saludó con la mirada perdida el rizado
-¡Harry!- Gritó la hermana del castaño, corriendo a sus brazos para no despegarse- ¿Por que tardaste tanto en venir? Te extrañamos en la casa
-Hola niño, me alegro que hayas podido venir- Dijo la madre con una sonrisa forzada- si queres podes pasar a saludar a Louis pero esta dormido, todavía tiene un poco de anestesia.

Harry se adentro a la sala donde el ojiazul descansaba, su piel estaba pálida, sus manos frías, sus párpados relajados, su cabello despeinado, pero aun así para el ojiverde seguía hermoso.
-Louis... Hola... no se que decir la verdad solo quería verte, te extraño un poco mucho. Seguramente todo esto sea mi culpa, como siempre pero lo lamento, sabes que lo hago.
Te amo, te amo demasiado y sacrificaría todo para estar con vos, hasta mi propia vida, solo para que vos seas feliz. Se que te recuperarás, lo sé porque sos fuerte de hecho sos la persona más fuerte que conozco y se que vas a salir adelante. Cuando salgas de este horrible lugar te prometo ir al Ateneo en mi auto mientras escuchamos música y el viento vuela nuestro pelo con la ventanilla baja, así como te gusta a vos, lo prometo. Me voy amor pero no para siempre, quizá mañana vuelva a saludarte y podamos hablar, los dos. Te amo y cuídate mucho, mi Lou- El rizado se despidió de todos -incluido de Jackson- y se marchó sin más que decir o hacer.

[...]

Cuando se hizo la noche y el silencio habitaba en la gran casa pero solitaria del rizado, él estaba llorando dentro de la bañera, arrodillado. Se sentía culpable por todo lo que últimamente estaba pasando, ver al castaño en esa situación fue lo peor que le pudo pasar, nunca quiso ver a Louis lastimado porque era como un balazo para su corazón. Hartó de sus problemas quiso desquitarse llorando, por primera vez, llorando a mares como si nada importara.

La vida ya no era lo mismo para él, se había vuelto una tortura tanto por la relación que tenía con sus padres, el maltrato que recibía constantemente, la pelea con su gran amor por un confuso acto, la soledad que sufría, la droga consumiendo su cuerpo y la depresión que callaba cada día. No tenía nada más por hacer en este mundo ya no quería sufrir más, no le importaba a nadie ni siquiera a Louis le importaba ya.