Dos

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Sana abrió sus ojos con molestia al sentir como la despertaban, para luego ver a Mina con su taza de café. La mayor se sentó en el sofá y bebió el café, para luego fruncir el ceño.

— Maldita sea Myoui, este es el mejor café que he probado en mi vida —Mina rió y volteó sus ojos

— Ya no estés molesta conmigo Minari, pero mi celo me vuelve loca y... demonios, odio todo esto.

— Lo sé, y lo entiendo —Se sentó junto a la mayor— Antes de estar aquí yo tenía una carrera profesional —Sana rió— Me dedicaba a bailar, era una de las mejores bailarinas, una de las más conocidas a nivel mundial, y viajaba por todo el mundo —Suspiró— Pero los supresores que debía beber cuando estaba en celo eran realmente fuertes, tanto así que cuando dejé de beberlos mi celo se atrasó cuatro meses —La mayor frunció el ceño— Había bebido esos supresores desde que tengo memoria, y... ¿Sabes que me dijeron los doctores? —Miró a la mayor, haciendo que esta negara— Dijeron que si los hubiese bebido por uno o dos años más me iba a volver estéril.

— Lamento oír eso Mitang —Suspiró— Y yo aquí quejándome de esta tontería.

— No es una tontería unnie, a ti te incómoda esto y te frustra, pero quiero que pienses en esto —Mojó sus labios— ¿Prefieres pasar su celo que dura máximo tres días o no tener nunca más tu celo y volverte estéril?.

Sana frunció el ceño, ella nunca había pensado en eso. Realmente nunca había pensado en lo importante que quizás sería el celo, como tampoco el ser fértil. Pero como dicen por ahí, "cuando lo tienes no lo quieres, y cuando no lo tienes lo deseas" o así lo recordaba Sana, quien nunca le había prestado atención a eso.

— La reunión es en media hora unnie, debería intentar refrescarse un poco —Habló la menor, para luego salir una vez más de allí.

Sana mordió su labio y suspiró, terminando su café y luego dirigiéndose al baño de su estudio para retocarse un poco el maquillaje y mirarse en el espejo.

— Esto no es tan malo Minatozaki, sólo bebe los supresores normales, toma duchas frías y busca ese estúpido dildo que Momo te regaló para tu cumpleaños y todo saldrá perfecto —Suspiró y asintió con su cabeza, para luego salir de allí camino a la sala de reuniones. 

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