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Su corazón llevaba meses encadenado al de Sunghoon, un sentimiento que se había arraigado en lo más profundo de su ser desde aquel día en que, hace cinco meses, se tropezó torpemente en medio del bullicioso pasillo de la escuela. El recuerdo de aquel incidente vergonzoso aún le hacía sonrojar. Todos los estudiantes presentes en ese momento no pudieron evitar reírse de su torpeza. Pero en medio de la humillación, una mano amable y fuerte se extendió hacia él, extendiendo un puente sobre el abismo de su vergüenza. Esa mano pertenecía a Sunghoon, el chico que ocupaba sus pensamientos día y noche. La generosidad y la amabilidad que mostró ese día se grabaron en su corazón.

Desde aquel instante, no habían vuelto a entablar una conversación, y ahora solo podía observar a Sunghoon desde la distancia. Se quedaba inmóvil, como hipnotizado, cuando lo veía cruzar los pasillos. No se atrevía a romper la barrera del silencio, a pesar de que se cruzaban con relativa frecuencia.

—Es tan guapo... —susurraba para sí mismo, a veces olvidando que estaba en medio de la escuela.

—Sunoo, ¿estás escuchando siquiera? —Jungwon, su amigo, intentó traerlo de vuelta a la realidad.

—¿Eh? —Sunoo titubeó, parpadeando y volviendo a centrar su atención en Jungwon.

—Parece que no nos estabas prestando atención. —Jungwon suspiró con resignación.

—Oh, seguro estaba pensando en Sunghoon. —Jake, otro amigo, soltó una carcajada.

—Lo siento, Jungwon. ¿Qué estabas diciendo? —Sunoo se disculpó, notándose un poco ruborizado.

—Para empezar, ¿en qué estabas pensando que no me escuchabas? —Jungwon preguntó con los brazos cruzados, visiblemente frustrado.

—En Sunghoon... —Sunoo admitió con sinceridad, resignándose a ser descubierto.

—¡Ja! Lo sabía, estabas pensando en él. —Jake rió y golpeó suavemente la mesa.

—De todos modos, llevas cinco meses tras él y ni siquiera te le acercas. —Jungwon expresó su descontento.

Sunoo suspiró, sintiéndose atrapado en su propio dilema emocional.

—No me atrevo. Prefiero observarlo desde lejos. —murmuró, con un puchero en los labios.

—¿Por qué no te atreves a hablarle? —Jake, el australiano del grupo, intentó comprender.

—No sé cómo hacerlo, en serio. —Sunoo suspiró nuevamente, con una expresión de desesperanza.

—¿Qué tal si le envías cartas o pequeños regalos? —sugirió Jungwon, tratando de encontrar una solución.

—¡Jungwon, eres un genio! —Sunoo sonrió emocionado, agradecido por la idea.

—Es un poco cursi, pero sé que a ti te gustan esas cosas. —Jungwon sonrió, recordando la personalidad romántica de su amigo.

—De todos modos, seguiré tu sugerencia. —Sunoo asintió con gratitud.

—Entonces, ¿cuándo planeas hacerlo? —Jake mostró interés.

—Creo que mañana. Hoy quiero pensar en cómo hacerlo. —Sunoo se veía un poco nervioso.

—Está bien, entonces, mañana. —Jake le sonrió y lo alentó.

—Solo espero que todo salga bien. —Sunoo juntó las manos en un gesto de súplica.

—Va a salir bien, solo asegúrate de ser natural. —Jungwon le dio un consejo importante.

—Confía en mí. —Sunoo asintió con determinación.

The Best Mistake ୨୧ Sunki [Pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora