Capítulo II (versión en español): Libres

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En este capítulo, yo intenté reparar algunas de las burradas que hizo la Giovanna de la novela. Mejor dicho, acá va a hacer algunas cosas que no hizo en la novela y que seguramente debía haber hecho. En su defensa, ella es, sin duda, mucho más inteligente de lo que Walcyr Carrasco, el autor, la hizo parecer.

En fin, este capítulo es de las cosas más intensas que he escrito en la vida. Ojalá les guste <3

Pd: hace unos días, vi en twitter la fotito que está ahí arriba y creo que describe este capítulo a la perfección. 

Pd²: hablando de twitter, sigánme en mi nueva cuenta porque me han suspendido la anterior y toy triste ;-; (https://twitter.com/MissVanderwaal2)



Capítulo II (versión en español)


Libres


Cuando Giovanna abrió los ojos la mañana siguiente, un soleado viernes, Angel aún dormía, con el rostro vuelto hacia ella, en una paz absoluta, pero ahora había algunos centímetros entre las dos. Algo más se veía distinto. La morocha tenía su remera puesta. Giovanna se rió, derritiéndose. Había algo muy íntimo en eso y la rubia desconocía ese tipo de intimidad. Se levantó y se buscó otra remera, feliz de la vida porque sabía que el olor de Angel permanecería un tiempo en aquella.

En seguida, Giovanna se fue a la cocina a tomar agua — porque se había ejercitado mucho anoche y necesitaba hidratarse. Se tomó unos sorbos del pico de la botella de vidrio y volvió a su habitación. Aún fuera de la cama, llenó a Angel de besos, empezando por su hombro y subiendo hasta su mejilla, y pasó delicadamente por encima de ella para llegar a su lado de la cama y continuar admirándola. Sonrió cuando la vio tratar de abrir los ojos.

Angel le dijo 'buen día' primero, con una vocecita de sueño adorable, y Giovanna le respondió lo mismo. Se rieron. La rubia no pudo expresar verbalmente lo importante que el intercambio de esas dos palabritas y de esas risas cómplices fue para ella. Giovanna jamás había vivido una situación así. Rara vez dormía junto a los tipos con los que compartía la cama y, cuando lo hacía, nunca se dormían pegados y tampoco había 'buen día' en la mañana siguiente porque uno de los dos siempre se iba antes de que el otro se despertara. Con Angel, Giovanna quería todo lo que nunca tuvo y que nunca supo que quería tener.

— Siempre pensé que yo no te gustaba — le confesó algo melancólica mientras ella le acariciaba el rostro.

En realidad, una parte oscura de la mente de Giovanna había pensado que Angel no estaría más allá cuando ella se despertara, así que tenerla a su lado ahora era un regalo tan especial e inesperado para la rubia como la noche que habían pasado juntas.

— Yo siempre te admiré — la morocha le tocó la punta de la nariz con el dedo índice. — Desde el primer día. Tu fuerza, tu intensidad, tu belleza, tu empoderamiento.

Ni bien le había confesado su amor a Angel anoche, Giovanna había empezado a punirse en silencio, a despreciarse. Había empezado a juzgarse cobarde, arrogante, débil. Sin embargo, ahora, la morocha pronunciaba cada elogio con una tranquilidad y una dulzura inmensas, como si quisiera que Giovanna interiorizara cada sílaba, acariciándole el brazo. La rubia no tuvo otra alternativa sino empezar a verse, al menos un poco, de la manera que Angel la veía.

Y la charla siguió su curso, dulce, sincera. Confesaron que siempre se habían tenido miedo la una a la otra. Angel reconoció la complicidad que siempre había existido entre ellas, incluso en los momentos más impensables. Se hicieron promesas. Promesas que alumbraban el futuro. La morocha le dijo que pensaba ser capaz de amarla también. Aunque eso no fuera un 'te amo' propiamente dicho, Giovanna se derritió sobre su pecho, mientras ella volvía a hacerle un cariño en el pelo y mencionaba la posibilidad de que ambas construyeran una vida juntas. Una vida. ¡Había tanta esperanza en la voz de Angel al pronunciar esa palabrita tan bonita!

Bênção Disfarçada (Giangel)Onde histórias criam vida. Descubra agora