Capítulo III (versión en español): Antídoto

282 8 0
                                    

Pensé en esa metáfora que dice que Angel es el antídoto de Gi y me emociona mucho :')


Capítulo III (versión en español)

Antídoto

Antes de que las dos pudieran subirse al auto de Giovanna, esta notó que la respiración de Angel seguía muy acelerada. Tuvo miedo de que se tratara de una crisis de ansiedad. Se recostó en la carrocería de su auto y posó delicadamente la mano vacía en la cintura de la morocha, mirándola a los ojos.

— Mi amor, ey. ¿Qué pasa?

— Nada, es que... — Angel soltó un soplo trémulo — me quedé impresionada. En mi mundo ideal, ninguna de esas locuras hubiera pasado. Ninguna. Aparte de vos. Sos la única locura que yo mantendría en mi vida.

Angel concluyó con una sonrisa chiquita en sus labios rojos y Giovanna la reflejó, ya emocionada. Los dedos de la morocha le tocaban delicadamente el lateral de la cabeza en una caricia.

— Pero yo nunca quise la muerte de nadie — la melancolía ahora dominaba la mirada de Angel. — Nunca. Cárcel, sí. Muerte, no.

— Lo sé, ángel mío. ¡Sos tan buena! Yo no. A mí no me importa si uno u otro machirulo abusivo deja este mundo para siempre. Como aquellos dos adentro. Como mi papá. Como mi primo. Todos te chantajeaban, te prendían de alguna manera, y me hace feliz saber que ya no están acá para seguir haciendo eso. Y yo sé que, hasta anoche, yo era así también. Pero, cuando me devolviste aquel primer beso, me liberaste al instante de aquella Giovanna que solo sabía envenenar a los demás y a sí misma. Vos sos mi antídoto — la rubia se rió brevemente. — Yo nunca más quiero volver a darte motivos para que te quieras alejar de mí.

Angel soltó el aire a través de una sonrisa. La emoción de Giovanna la había contagiado. Recostó su nariz en la de ella. Se besaron con toda la delicadeza del mundo.

— Yo nunca me voy a querer alejar de esa nueva versión de vos — afirmó la morocha, acariciándole la mejilla. — ¡Por Dios, sos tan más linda así, Giovanna! Entregada, vulnerable, verdadera. Libre de todo aquel odio, de todo aquel rencor que te intoxicaba. ¡Estoy tan orgullosa de vos! Y aún no puedo creer lo mucho que te arriesgaste por mí. Tengo tanto que agradecerte...

Otra vez, Giovanna miró profundo aquellos ojos castaños todavía increíblemente inocentes. Volvió a hablar en un tono serio y dulce.

— Yo tengo una deuda eterna con vos, Angel.

Se sentía culpable por todo, tanto por sus peleas en el colegio como por el suicidio de la madre de Angel, su ex-madrastra. Hoy, estaba segura de que, si no le hubiera contado a Carolina de la relación que habían tenido su padre y la joven Arlete a escondidas seis años atrás, la mujer no se hubiera quitado la propia vida. Sin embargo, Angel, que aún no tenía idea de la conexión que había entre Giovanna y la muerte de su madre, meneó la cabeza, llena de empatía.

— No.

— Sí que la tengo.

— ¡Ya no! — la más alta sonrió — Ya está, mi amor. Ya está. La vida que te dije que podríamos empezar a construir juntas empieza ahora.

Giovanna dejó a un lado la culpa, la vergüenza, y se permitió derretir completamente en el beso que vino en seguida. Luego, bajó los labios por el cuello de Angel.

— Si me decís 'mi amor', podés hacer lo que quieras conmigo — jadeó entre los besos. — ¡Yo te amo tanto, Angel! ¡Tanto...!

— Entonces, haceme ese amor — le susurró la morocha. — Ahora, acá, en el banco trasero de tu auto. Yo te necesito, Giovanna. Necesito que me hagas olvidar de todo lo que pasó recién.

Bênção Disfarçada (Giangel)Onde histórias criam vida. Descubra agora