Les pido mil perdones por haber tardado tanto en concluir esta historia ❤
Capítulo IV (versión en español)
Familia
Cuando abrió los ojos la mañana siguiente, un sábado soleado, la rubia se encontró junto a ella, exactamente en la misma posición. Sonrió, alejándose de ella con cuidado, y se fue a la cocina. Angel se despertó cuando la sintió acomodándose a su lado nuevamente.
— Buen día — le dijo Giovanna, sin dejar de mirar esa carita de sueño adorable.
— Buen día — la morocha frotó sus ojos y en seguida puso una mano en la cabeza. — Ay, yo no estoy acostumbrada a tomar tanto. Se me parte la cabeza.
Giovanna soltó una risita.
— Me lo imaginé — le dio una de las dos botellitas de Engov After que recién había traído de su heladera. — Salud, mi amor.
Angel se incorporó en la cama. Sus botellitas de plástico rojas hicieron un sonidito sordo al chocarse suavemente la una contra la otra.
— Salud.
Tras tomar la bebida también roja que tenía un sabor artificial a frutos rojos y que prometía curar resacas, se vistieron. Angel la llevaría a desayunar a su departamento, con Nalva y Fabrício. Eran casi las ocho de la mañana y Giovanna estaba nerviosa como nunca. Buscó incansablemente algo en su placard que creyera ser mínimamente presentable para que pudiera ir a conocer al hijo del amor de su vida.
— No tengo ropa para semejante evento — se quejó frente al espejo.
Angel se rió, acercándose a ella por detrás.
— Sos igual de hermosa no importa lo que lleves puesto — le dijo, acomodando el cuello del saquito turquesa que la rubia había elegido para la ocasión. Lo acompañaba un short de mismo color. — Relajate. Él te va a amar.
Giovanna realmente se relajó, principalmente gracias al besito que la morocha dejó en su cuello al concluir. Antes de que salieran, la rubia le entregó el sobre con sus documentos. No quería tener más nada que hiciera que Ángel se sintiera atada a ella. La más alta sonrió, uniendo sus labios, y la tiró de la mano hacia el ascensor.
— ¿Dónde está mi príncipe? — Ángel preguntó ni bien abrió la puerta de su departamento, esperando la respuesta del niño que ya desayunaba en la mesa del living comedor mientras veía algún episodio de la serie animada de Mónica y sus Amigos en la televisión.
— ¡Mami! — Fabrício corrió hacia Angel al instante. La mujer se puso en cuclillas para abrazarlo y levantarlo del piso en seguida.
— ¡Hola, mi vida! ¿Extrañaste mucho a Mamá?
— Mucho, mucho, mucho — él respondió con sus bracitos alrededor del cuello de Angel, que soltó una risita enternecida.
Delante de ese momento tan cotidiano y a la vez tan desconocido por ella, Giovanna ya tenía los ojos llenos de lágrimas. Pensó, entonces, que, sí, había algo aún más sagrado que compartir la cama — o el asiento trasero de un auto — con Angel: verla en el pleno ejercicio de su función de madre.
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Bênção Disfarçada (Giangel)
FanficO que as uniu foi a verdade simples e universal que diz que o ódio e o amor são dois extremos que, muitas vezes, se tocam.