CAPITULO 9

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La ayudó a subir a su montura y sumida en sus pensamientos casi no hablaron. Cuando vieron la casa, ella detuvo a Matilda y Sasuke se detuvo a su lado— ¿Quieres que se lo diga yo?

—Se van a quedar de piedra. — se mordió el labio inferior pensando que su madre pondría el grito en el cielo. Eso por no hablar de Zenitsu, que se tiraría sobre Sasuke en cuanto abriera la boca— Mejor se lo digo yo. — gimió mirándole— ¿No podemos esperar unos meses?

—Ni hablar. No espero ni un segundo más. —la miró a los ojos— Nena, ya va siendo hora que vuelvas a casa y...

Abrió los ojos como platos— No voy a dejar mi trabajo.

—No busques excusas. Aquí puedes realizar el mismo trabajo que harías en Austin. Sólo quieres poner una barrera entre nosotros y no lo voy a consentir.

— ¡La barrera la pusiste tú!

— ¡Pues la estoy quitando ahora!

— ¡Serás mandón! ¡Siempre tiene que ser todo como tú quieres!

—Mira, la boda dejo que la organices como te dé la gana.

—Que generoso...

—Gracias. — Sasuke le guiñó un ojo antes de reanudar el camino hasta el establo.

Aregañadientes le siguió.

Sasuke la cogió por la cintura para bajarla y la cogió de la mano sin decir ni pío tirando de ella como si fuera a la guerra.

Ella hincó los talones en el suelo sintiendo pánico por lo que iba que hacer— ¡Espera un momento!

Sasuke la cogió en brazos y subió los escalones del porche a toda prisa— ¡Me presionas demasiado!

Él se detuvo ante la puerta —Nena, si no te presiono, no darás un paso hacia mí en la vida. Solo te pido que me des una oportunidad para demostrarte que las cosas nunca volverán a ser como antes.


Sakura estaba aterrada porque temía que le volviera a hacer daño, pero también la aterraba que si no se casaba con él, perdería lo que sentía a su lado y era algo que tampoco quería. Le acarició la mejilla y Sasuke sonrió— ¿Entramos?

—Sí. Pero déjame en el suelo.

Él lo hizo a regañadientes y abrió la mosquitera para dejarla pasar. Cuando entraron en la casa, ella le cogió la mano y fueron hacia el salón donde todos estaban reunidos. Se quedaron en la puerta y su madre, que se reía de un álbum que le enseñaba Hinata, levantó la vista distraída— Hija, nos está enseñando las fotos... — se detuvo cuando vio sus manos unidas y se levantó de golpe sobresaltando a Hinata— ¡Kizashi!

Perdoname /Sasusaku/ AdapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora