Tick Tack

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La especulación de la semana era, sin dudas, su matrimonio arreglado. No había persona que no supiera de aquello en SHIELD Y no, no era algo bueno. De hecho era todo lo contrario, algunos omegas lo miraban mal y una que otra señorita le dejo muy en claro el ser despreciable que era.

Steve necesitaba un cambio cuando antes pues esta situación no le agradaba en absoluto. Era toda una batalla que el niño se separará de él pues se veía empecinado con que debían estar juntos todo el tiempo. Siendo él un miembro fundador de shield, su presencia se requería en los movimientos constantes que hacía, al igual que los labores de un director, sin embargo, no quería ir a Shield con Tony sujeto de su mano. La gente hablaría y no diría cosas buenas de ver al capitán presentándolo como su pareja.

Entonces decidió tomarse unas vacaciones, la excusa de la luna de miel era perfecta aunque podría ser fácilmente malinterpretada, en fin. Ahora se encontraba en el jardín junto a Tony quien por cierto era alérgico al polen y no se lo había dicho.

Su nariz roja lo hacia ver tierno, el muchacho estornudo una vez más antes de entrar a la casa a preparar limonada, bebida por la cual tenía mucha predilección al parecer. Otra cosa que le pidió encarecidamente fue que usara supresores de aroma, todo el tiempo de ser necesario, o que se diera tres duchas. No conocía su aroma y estaba bien con eso, pronto todo esto se acabaría y el omega regresaría con su padre. No habría aroma al que extrañar o restos de el en su casa, ropa, vida. 

—¿Ya tomaste los supresores?

—Sip. —contestó mientras jugaba con la tierra. —Papá una vez me dijo que cuando me casara me pagaría la luna de miel en París.

—Uhm, bueno siento mucho decepcionarte, pero no habrá viaje.

—De todas formas no quería ir a París.

—¿A dónde querías ir entonces?

—A Alaska. —contestó muy serio y le dio una de esas sonrisas que por un instante creyó que había heredado de su padre.

—Te gusta el frío.

—No, solo me he acostumbrado a él.

***

Si, bueno las vacaciones fueron lindas pero por todos los motivos completamente racionales no podían ser eternas.

Tony insistió en que estaba bien quedarse solo en casa. A Steve no le pareció una idea tan genial así que estaba alistando sus cosas en una maleta para que fuera, por los menos por hoy, a casa de sus padres. Cosa que tampoco le gusto al omega, su rostro lo delataba.

—No entiendo tu molestia. Podrás saludar a Jarvis de nuevo y estar cerca de tu madre.

—No es por eso. —gruñó.

Desesperado, Steve le prometió un paseo en globo si se iba. Tony aceptó arrepintiéndose de último momento y dejándolo donde estaba ahora.

Tony se sujetó de su brazo para entrar al edificio, Steve pidió a la tierra que se lo tragara. Esta no era la manera en la actuaban las personas de sano juicio.

Casi corrió hasta dejarlo en su oficina. Le dejo crayones y hojas recibiendo a cambio un: "No soy un niño" por respuesta.

Tony se quedó solo y decidió explorar la oficina.

En los primeros cajones no habían cosas interesantes, solo papeles y lápices. Los de abajo eran más interesantes, lo primero que encontró fue un reloj/ brújula con la foto de una chica castaña como él y en segundo cajón una carta bastante subida de tono que decidió no terminar de leer pues estaba causando efectos realmente extraño en él. Y no se refería solamente a el calor interior sino que a un sentimiento de dolor en su pecho. Una opresión, porque se acostumbró estos dos meses y medio a que ese alfa fuera considerado suyo. Ya sabía la situación y todo, pero no pudo evitar caer por el simple Steve Rogers, hombre madrugador que lo cuidaba con esmero.

Arnie [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora