Extra.

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- Esta carne es deliciosa... sabía que podía durar tiempo en el congelador, ¿Pero tanto? Me sorprende, al final Yunho sirvió de algo.- Dijo entre risas San, el menor sirviendo el ponche con sus mejillas rojas por los tragos anteriores.

- Sabes... Sigo sin superar por completo lo que hicimos, ya más de un año... no sé, la policía ni siquiera hizo un mínimo esfuerzo, solo lo declararon muerto y ya.

San se estiró en el sofá, mirando hacia el techo unos momentos, sus ojos cerrándose y volviendo a recordar el momento en que descuartizaron a Yunho. No podía negar que quitar a ese obstáculo le había causado la mayor satisfacción de su vida.

- Lo que hicimos estuvo correcto, Woonie. Ese tipo casi te mata, de una u otra forma había muchos que le odiaban, nosotros solo... apresuramos el proceso, veelo de esa forma.

- Bueno, pero... si es así, ¿Podemos quitar su cabeza del mueble? Sé que lo querías como adorno, pero siento que eso me da pesadillas y muchos sustos de repente..

San se levantó, abrazando a Wooyoung y juntando sus labios, moviendo estos con suavidad durante unos momentos.

- La quitaré para que duermas bien. Sabes que haré que olvides cada rastro de Yunho. No dejaré que nadie nunca más te haga daño, ¿Está bien? Para eso estoy aquí, contigo.. para siempre.

Murmuró por última vez, abrazándole y luego dejando que se durmiera en sus brazos, acostándole y tomando la cabeza de Yunho entre sus dedos.

- Por fin ya no estás en la vida de Woo. Ya no queda nada de tu olor aquí, eso significa que te has rendido. Solo porque Wooyoung lo ordenó ya no estarás en esta casa, pero si en la mía.

Yunho gritaba de cierta forma, su espíritu ahí rondando en el dulce hogar de Wooyoung, dónde siempre que iba a la habitación del amor de su vida a verle su muerte se repetía. Sabía que el menor y el estarían juntos, incluso se tenía que esperar décadas.

Finalmente vió como San se llevaba su cabeza, lo último que quedaba de su cuerpo junto con restos de su carne en el congelador. Aún así, no sabía lo mucho que le dolería que el más bajo abandonara esa casa, mudándose muy lejos, tan lejos que ya no podía seguirle. Acariciaba su cabello cuando el menor empacaba sus cosas, o le veía mientras comía, dormía o lloraba, escuchando sus preocupaciones que aunque quisiera, no podía hablar para ayudarle.

No cuando su castigo era quedar ahí, y es que como no, se comió a los amigos de su enamorado, matando a muchas personas por celos y horror. Su castigo era ver al amor de su vida siendo feliz con alguien que no era él.

- Bien Woo, finalmente estamos viviendo en Japón. Vamos a ser felices aquí.

- ¡Oí que tienen nuestro perfume favorito! tenemos que ir.

Y así fue como dejaron su pasado en Michigan, y a Yunho viviendo su dolor eterno en aquella casa.

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⏰ Última actualización: Sep 16 ⏰

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Possibly in Michigan | WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora