Capítulo 1: Reencuentro

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2 de mayo de 1998,
Hogwarts.
Harry Potter.

Terminó.

La guerra terminó.

Físicamente me dolía todo, pero mentalmente me sentía eufórico.

Si fuera por mí, correría y gritaría hasta que me quemara la garganta.

Habíamos ganado. Voldemort está muerto.


Sería el primer, de muchos años en adelante, sin tener la preocupación encima de que pasaría en el siguiente. No más Tom. No más profecías. Y ya nadie perdería a gente por mi culpa. Es todo. Se acabó.


─ ¡Harry, acá estás!

No podía ser otra persona que Hermione que se lanzó a abrazarme llorando.


─ ¿En qué estabas pensando? ─ Me dijo con su típico tono audaz ─ ¿Sabes lo preocupada que me tenías? ¡Este no es momento para desaparecer así como así! ¡Mira tus lentes!

─ Hermione, tengo más de un hueso quebrado, creo que los lentes son lo de menos.

Me soltó tan bruscamente que me pasó a llevar una de mis heridas. Grité del dolor.

─ Lo siento, Harry. ¡Debemos ir a la enfermería ahora mismo!

Me tomó de uno de mis brazos para que dejara caer mi cuerpo sobre el suyo. Irónicamente, porque si lo hago la aplasto.

─ ¡Hermione estoy de maravilla! Si me dejas sentarme, mañana hago unos giros en la escoba.

─ ¡Tú estás demente! Como logras ponerme de los nervios... ─ Me reía mientras me regañaba y al mismo tiempo me hacía avanzar ─ Más te vale hacerle caso a Pomfrey en cada cosa que te diga, Harry James Potter.

Realmente ya la había dejado de escuchar. Ahora estaba más preocupado de ver a la pelirroja en los pasillos.

─ Está en la sala común.

Me giré instantáneamente.

─ ¡A mira, ahora sí me escuchas!

─ ¿Qué?


─ Primero vamos por las curaciones, luego la buscas.

─ Estoy bien.

─ ¡No tienes pinta de estar nada bien!

─ Estás exagerando. Me encuentro bien. Y si me permites...

No pude dar ni dos pasos sin que me tirara del brazo a su lado.

─ ¡Pues no, no te lo permito! Iremos donde Pomfrey y te quedarás en la camilla hasta nuevo aviso.


Las escaleras fue lo más tardío en avanzar. Me temblaban las piernas. La adrenalina que no me hacía sentir dolor ya se había ido. Era como si un fierro hirviendo se hubiese colocado justo en mi cráneo.

19 Fotografías mágicas | Hinny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora