Prólogo

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2 de diciembre, 1997.
Madriguera.
Ginny.

¡No, no, no, por favor! Déjame, te lo suplico.

Pude enfocar una luz de color verde que se intensificaba a medida que me alejaba.

Y de pronto, nada. Solo oscuridad.

Aturdida, abrí mis ojos.

Todo lo que parecía haber vivido hace cinco segundos no había pasado. Al menos ya no estaba en el mismo lugar. El bosque lleno de árboles y búhos ahora era mi habitación con la luz apagada y las sábanas esparcidas en el suelo.

Estaba sudando y mi pulso disparado.

Al parecer había sido un sueño.

Mi pecho subía y bajaba frenéticamente. Mis ojos se llenaban de lágrimas. Me sentía tan tonta.  

Escuché que la puerta dar un chillido. Alguien la había abierto, pero yo no era capaz de mirar. Tenía mucho miedo. Fuera o no parte de mí imaginación, parecía demasiado real. Si él de nuevo había sido capaz de llegar a mí en cualquier momento podría aparecer.

─ ¿Ginny? ─ Era la voz de Bill. ─ ¿Quién más anda ahí?

Apuntaba con la varita y la pequeña luz que salía de esta. Negué con mi cabeza, indicándole que me encontraba sola. Él pareció notarlo porque suspiró y bajó su brazo.

─ ¿Se puede saber por qué gritabas de esa manera? ¡Casi me das un infarto?

─ Yo... V...Voldemort.

A pesar de no mirarlo sabía que se había tensado.

─ Mierda, Ginny. ─ Se acercó a mí cama y me examinó la cara. 

Las imágenes venían a mi mente, aún podía sentir su horrible aliento.

─ Fue... fue una pesadilla. ─ Dije mirando mis piernas que estaban apretadas a mi cuerpo.

─ ¿Él.... entró a tu mente?

Mi labio tiritaba.

─ No sé. ─ Solté con una voz casi inaudible.

Se llevó la mano a su boca.

─ Mierda.

Caminó de un lado a otro, como si buscara algún indicio de que Voldemort había estado allí, pero nada.

─ ¿Qué quiere ese idiota? ¡Potter hace meses no aparece por aquí! ¿Y ahora tú...? ¡A la mierda!

No pude evitar soltar una risita al ver lo que había traído para defenderse; un sartén viejo de mamá y su varita de segunda mano.

Sí, yo siempre me reía en los momentos menos oportunos.

─ ¿Lo mejor que se te ocurrió fue traer un sartén?

Me miró mal.

─ ¿Disculpa? Son las tres de la mañana y tus gritos han resonado por toda la madriguera. ¿Qué esperabas?

Tenía un punto.

Él por fin alivianó su mirada.

─ Quizás fue solo un sueño.

─ Parecería... tan real.

─ ¿Quieres contarme lo que sucedió?

Negué con la cabeza rápidamente. Lo que menos necesitaba en ese momento era recordarlo.

─ Está bien si quieres seguir llorando ─ Dijo mientras me contenía las lágrimas─ No necesitas hacer tu papel de fuerte.

─ Oh no, no me vengas con eso, por favor. Ahora no ─. Me levanté limpiándome la cara. ─ No fue nada.

19 Fotografías mágicas | Hinny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora